Soneto Guibelino
Alejandrino
Aun exhausta la nota no deja que se pierda
la comunión de tu alma, puente, violín y cuerda.
Al suave toque en silencio de tus ansias
el arco no alcanza a vibrar la investidura
maúllan las notas de placer por su fragancia
con el leve roce al diapasón por tu escultura.
Estacato y silencio piceas afinadas
en el mágico escape las efes de Houdini
posa tenue en la piel como letras entonadas
deslizando su tacto el virtuoso Paganini.
Alcanza el tono en el diapasón de tus caderas
y vibra tenue el cordal los latidos de arlequín
busca el roce final en el fondo de madera
en el exacto larguero del alma del violín.
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