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martes, 13 de octubre de 2020

Breve repaso de la Literatura India

Breve repaso de la literatura india

 Por Guillermo Beltrán Villanueva

Al maestro Vicente Soriano Tlachi 

El proceso de evolución de la cultura occidental se retroalimenta de impulsos desde oriente hacia occidente, Egipto, Grecia, Italia, Anatolia, España;  de igual manera los pueblos indoeuropeos, cada uno de ellos le aportan parte de su esencia, bajo los influjos de Oriente.

La India en su relación que pudiera considerarse intermedia entre ambos mundos, el medio oriental y el mediterráneo europeo es muy aparte de esas influencias. Su literatura y pensamiento tiene un origen muy distinto al nuestro como descendientes de las culturas mencionadas.

Si todas tienen su origen en los pueblos indoeuropeos III que se desplaza hacia occidente desde el Asia central, vericuetos que a unos los llevó  bordeando el Caspio y el Mar Negro hacia los Cárpatos y, a los indios hacia el sur desde Gargan penetrando al mismo territorio pero siguieron por Irán, Afganistán y el Hindu-Kush, todo esto se basa por los rastros de dioses míticos que dejaron en esos territorios.

La literatura hebrea antigua se concentra principalmente en los diversos libros bíblicos, algunos de los cuales, como el “Cantar de los Cantares” o “El Libro de Job”, poseen un notable tono literario. También en el “Talmud”, el otro libro sagrado del hebraísmo, abundan las partes narrativas. La literatura hebrea medieval más importante se cultiva en España, con grandes figuras como el poeta Selomó ibn Gabirol (s. XI) o el filósofo Maimónides (s. XII).

La literatura árabe se inicia con “Las Casidas”, composiciones orales cantadas por los beduinos desde el siglo VI a. C. “El Corán” (siglo VII) que da lugar a una rica producción religiosa y mística, a la vez que fija el árabe literario. La riqueza de vocabulario de éste contribuyó al gran desarrollo de la poesía, con nombres como Abu Nuwas (siglo VIII) o Al-Mutanabbí (siglo IX). Otro de los géneros predilectos árabes es el cuento, que culmina en la enorme recopilación de Las mil y una noches. Más tarde, el árabe será sustituido como lengua literaria por el persa, idioma en el que escriben Omar Khayyam (s. XII), autor del Rubaiyat, o Hafiz (siglo XIV).

En la literatura egipcia los más arcaicos testimonios (III milenio a. C.), son composiciones litúrgicas, literatura sapiencial (Instrucción de Ptahhotep) cantos de trabajo y textos de agudo pesimismo, como el Diálogo de un hombre cansado de la vida con su espíritu. Más adelante (II milenio a. C.) florecerá la narrativa, en la que destacan las Aventuras de Sinuhé o el Cuento de un náufrago, y la poesía sacra, con el célebre Himno al Sol.

 

Literaturas antiguas de Oriente Medio

La Cultura India. Dos periodos caracterizan a la Cultura india. El Periodo Védico. Este periodo es el más antiguo de la civilización india, comprende unos mil años Del tercer al segundo milenio antes de nuestra era y se conoce como periodo védico habitado por los drávidas según textos antiguos llamados Vedas. Esos contingentes era bajos de estatura y de piel oscura y habían superado otras tribus originarias logrando un desarrollo a la par de la civilización egipcia y mesopotámica. Se cree que fundaron ciudades como Mahenjo-Daro y Harapa, en el valle del Indo; y Barigaza y Supara, en el Nervada. Desarrollaron la agricultura, el comercio y la industria del bronce. Su religión fue politeísta. Rindieron culto a la Diosa Madre, a un dios fecundador quien aparece en las inscripciones con un gran pene, también adoraron a los animales selváticos. Esta civilización fue menguada por la invasión indoaria, incluso su lengua y escritura sánscrita que casi desaparece o queda muy poco en los anales de los vedas.

Periodo Brahmánico. Cuando el subcontinente es invadido por la migración indoaria caracterizándose por su clase sacerdotal . Esta a su vez se divide en la etapa Pre-Búdica,  importante por su  mayor desarrollo bajo el poder despótico de los brahmanes, formado por la clase sacerdotal descendiente de los arios, procedentes del Mar Caspio, cerca del segundo milenio a. C., invadiendo el valle del Indo y del Ganges; ellos introdujeron el caballo, las armas de hierro y el carro de combate. De las luchas por las conquista surgieron los poemas épicos el Mahabarata y el Ramayana.

En la etapa Búdica sucede una reacción del pueblo indio contra los abusos del brahmanismo, que culminó con el triunfo de la doctrina budista, gracias al triunfo del  líder militar Chandragupta Mauria, quien sometió y unió el norte de la India, donde fundo el imperio Mauria, con su capital en la ciudad de Pataliputra (actual Patna), a orillas del Rio Ganges. (Plaza, p. 1).

Desde el punto de vista en su origen indoeuropeo, el sánscrito ha desarrollado su literatura sin influencias de los antiguos griegos cuya sintaxis la vemos reflejada en el resto del mundo por el latín.

La cultura hindú es ahistórica y si la hemos historiado ha sido en base a sincronismos con muestro mundo occidental, domina en ella lo fantástico, lo inconexo e irracional. No se encuentra en ella la claridad de ideas basada en el raciocinio, la lógica de los griegos, todo ello tiene poca cabida pues es una cultura dominada por la religión, es como una huida del mundo, rechazo a la acción, una búsqueda permanente del ascetismo, muy diferente a nuestro universo occidental.

Las líneas de desarrollo de Grecia nacen de la épica y la lírica, posteriormente la prosa y el teatro, de ahí procede la literatura latina que nace a partir de las traducciones en un sincretismo que favorece al imperio romano por su falta de antecedentes fuertes que le dieran bases a una cultura particular.

La Literatura india lo primero es la lírica ritual de los vedas; la épica se desarrolla en el Ramayana y el Mahabarata. La época Gupta es la del teatro y la prosa nace de comentarios al Veda, y un poco sobre los brahmanes, los Upanisads y posterior a todo ello, las teorías gramaticales, principios de ética y política.

Es claro que al mencionar dichos géneros partimos desde una visión occidental y las interacciones que sucedieron desde las campañas de Alejandro y posterior  recuperación de territorios incluso de la conquista de territorios griegos.

Si la cultura India es más antigua puede ser que la griega haya sido influenciada por ella antes de constituirse en estado griego como las filosofías monista del Vedanta y la de Parménides, la dualista del Samkhya y de Heráclito y Anaxágoras o el tema de la transmigración del alma o del ascetismo o del materialismo Budista y de Demócrito; de las destrucciones del mundo en varias etapas en la tradición india y de la tradición maya (los aztecas adoptaron esa tradición que los llevó a dejarse conquistar por los europeos ante la destrucción inminente de su mundo).

Si analizamos estos apuntes y agregamos otros como las tradiciones bíblicas de la creación del mundo, los diluvios universales, la torre de Babel que se repiten en la cultura  hebrea, Maya y la occidental cuyo origen va más atrás desde las tradiciones de la antigua India. Algunos estudiosos lo toman como coincidencias o tratarse de universales humanos.

 

¿Qué diferenció a las culturas indias y griegas si tuvieron un origen común indoeuropeo?

Lo que puede ser herencia mitológica de la India en Grecia, sincretismo u origen común del Partenón griego los hace comunes en sus creencias védicas, incluso en la métrica con la lírica griega de Eolia, coincidencia de elementos formales de la épica india con Homero y la épica yugoeslava, etc.

En cuanto a influjos anteriores la fábula mesopotámica, la literatura sumeria el Libro de Ahikar, influyó en la fábula griega e india. Se han encontrado fábulas iguales en las tres culturas con ligeras variantes como la encina y la caña, el águila y la zorra (o la serpiente, como en la cultura náhuatl), el águila y la tortuga, etc.

Podemos decir que la literatura sapiencial de Mesopotamia (y de Egipto) ejercieron su influjo en todas las literaturas orientales, incluida la hebrea, la griega y la india. de igual manera la astrología mesopotámica en la India y en Grecia.

En cuanto al sincretismo de las culturas griegas e indias en lo religioso se da un fenómeno peculiar ya que las escuelas filosóficas griegas aceptadas en India era para las clase populares pues los consideraban guerreros más que pensadores, en cambio la religión india era para las clases brahmánicas, lo más elevado espiritualmente.

Las milenarias civilizaciones asiáticas desarrollaron tradiciones literarias antiguas y duraderas. En la cultura occidental ha sido particularmente notable la incidencia de las grandes obras hebreas y árabes. Las literaturas del Extremo Oriente, por su parte, aunque más alejadas geográficamente, testimonian la brillantez de sus culturas.

De los pueblos que desde el IV milenio a. C. habitaron en Mesopotamia (sumerios, babilonios, asirios, hititas) pervive una literatura compuesta fundamentalmente por textos e himnos religiosos y por poemas épicos sobre los orígenes míticos del mundo. En ellos encontramos motivos, como los del diluvio, comunes a otras civilizaciones. (Et.  Al. Rodríguez pp. 1-9).

La literatura india de fines de siglo XIX y principios del siglo XX

Después de la independencia de los pueblos norteamericanos, la supremacía mundial de la Gran Bretaña sucedió bajo el reinado de la reina Victoria Hannover durante la segunda mitad del siglo XIX.

En el Indostán suceden dos hechos muy importantes, en 1857 el Motín de los Cipayos o La gran rebelión nacional motivo por el cual Inglaterra toma parte para aplastar la rebelión y decidir la formación del Raj británico por lo que llegó a su fin la potestad de la compañía inglesa de las indias orientales a favor de la corona del Reino Unido. El segundo hecho fue la coronación de la reina Victoria como emperatriz de la India en 1877.

En Inglaterra la política alterna se da por fracasos y triunfos de liberales y conservadores como estrategia imperial, el fracaso en la campaña afgana derrota en las urnas al conservador Disraeli y triunfa el liberal Gladstone en 1880.

Mientras que territorialmente en el Indostán se van  formando provincias dependientes del virrey bajo administración directa mientras que un cuarto de la población son dirigidas por los príncipes indios.

El British Raj lo encabezaba un virrey nombrado por el partido gobernante en el Reino Unido subordinado al Secretario de Estado para la India, parte del primer ministro en turno, mientras que la administración indirecta la dirigían los príncipes nativos subordinados a la corona imperial, particularmente en la defensa y relaciones con otros país, todo ello a cambio de riquezas y títulos, además de decidir en algunos temas domésticos como exonerar al gobernante e imponer residentes en las cortes, así como el tamaño de la milicia.

Para decidir los distritos se basaron en dinastías anteriores o a las de mayor tributo o a notables musulmanes encumbrados por los propios ingleses por las conquistas de las indias orientales con su apoyo al imperio.

Esto llegó a formar más de seiscientos estados. Esta división debilitaba las regiones y no les daba oportunidad de al menos desear una independencia (Nehru. 1949, p. 428).

Durante la Primera Guerra Mundial la simpatía de los príncipes logró que un contingente muy grande participara en esa lucha manteniendo su lealtad a la corona los mismos que apoyaron para aplastar las revueltas de 1857, todos ellos se convertían en edecanes del virrey en las celebraciones del Raj.   

Gran Bretaña llegó a dominar ese extenso territorio el cual se consideraba La Joya de la corona, por las enormes utilidades que le brindaba y la lealtad de príncipes, terratenientes y la élite musulmana, todos bajo el control del virrey y la corona inglesa.

El subcontinente se convirtió en un gran exportador de sus productos cuyos beneficios fiscales enriquecía a la corona además de obtener un gran mercado de los productos ingleses por la clase gobernante del Indostán, todo lo que exportaban a Europa y la China le rendían tributo económico  al imperio inglés, sin dejar de lado  el mercado oriental  hacia y, de la gran China.

Pertenecer al ejército del British Raj era una oportunidad para los nativos por los altos sueldos que ofrecían, el problema era que no podían acceder a ningún cargo oficial por lo que nada más se integraban al frente de guerra y los ingleses se quedaban en la retaguardia segura y poco honorable. Pronto el imperio explotó la idea de que el ejército estaba formado por “razas guerreras y valientes de los rajputs, gurkhas, punyabíes sijs e islámicos” como personas  privilegiadas del imperio, fuerza militar importante en la Guerra afgana del último cuarto del siglo XIX y las dos guerra mundiales. Costumbre imitada por los norteamericanos al valerse de latinoamericanos, negros y minorías al frente de sus batallas sin otro fin que el enriquecimiento inmoral, objetivo de sus guerras.

En la India, para fines del último cuarto del siglo XIX se vislumbraba un naciente nacionalismo impulsado por las grandes manifestaciones de los estados europeos que habían logrado la formación de sus países considerando a ciertas comunidades como propias de una misma nacionalidad, así en el Indostán surgieron movimientos integrados por la inteligentsia de la élite nativa. Algunos recordaban el fracaso británico en la guerra con Afganistán donde fueron derrotados lo que demostraba cierta debilidad por lo que los movimientos separatistas fueron creciendo.

“El siglo XX fue una época de muchos cambios en el mundo, de grandes crisis que evolucionaron al mundo y todo ello se ve reflejado en la literatura de ese siglo ya que se vio afectado también por los acontecimientos sociales y políticos la literatura, es la más clara manifestación de esos cambios y cada autor expresó a su manera su propia visión y sentir en cada una de sus obras”. (Apuntes de la materia).

 

En la literatura angloíndia Rugyard Kippling.  

La interrelación del pueblo indio y británico creo una cosmovisión distinta en el subcontinente "permeados por el colonialismo, el capitalismo y el nacionalismo" (Cimoli, p. 9), p surasiático or lo que la literatura se enriqueció con diversas estrategias literarias. En este imaginario los autores británicos fueron importantes. En las reflexiones sobre el país sobresalió Joseph Rudyard Kipling quien nació en 1865 en Bombay en la sociedad india británica. Su padre John Lookwood Kipling  inmerso en la cultura dirigía el museo y escuela de Artes de Lahore.

En su educación figuró su niñera quien le enseño hindi y lo llevaba a todas partes donde se hablaba la lengua nativa. De hecho el inglés lo empezó a hablar desde la traducción de su lengua nativa por lo que no lo dominaba en sus años mozos. La familia lo envió a Inglaterra donde fue internado en un colegio militar para hijos de oficiales. Gracias a las relaciones en el British Raj, su padre lo llevó a la Exposición Universal de París en 1878.

Al regreso a casa fue corresponsal de The civil and Military Gazette de Lahore, donde escribió sobre visitas de virreyes a príncipes indios, visitas protocolarias de países vecinos, en ellos jugaba polo, tenis, tiro o bridge con militares  pases de revista militares. Existen crónicas de Kipling de sus viajes y retiros de verano, siendo sus experiencias con la convivencia con los indios de diferentes religiones, empleados islámicos, excursiones, festejos nativos y exclusivos para solteros europeos, incluso en tenidas masónicas de la cual formaba parte.

Regresó a la Britania y se casó con la americana Caroline Balestier. Tuvo tres hijos. Viajó por todos los dominios británicos en el mundo.

A pesar de ser británico indio su amor por el imperio le hacía tener enemigos pues siempre apoyaba leyes injustas de dominación india como el no permitir la igualdad de derechos de jueces indios y británicos como el que un juez indio pudiese juzgar a un inglés. También daba su apoyo a militares de alto rango en violaciones de Lesa humanidad como la matanza de Amristar en 1919.

Era común esa visión de algunos escritores como Rabindranath Tagore quien se expresaba: “… de la India como un zoológico donde los nativos tenían que ser controlados por el látigo, combinado con «una promesa de que hubiera huesos en la comida e incluso un poco del afecto debido a las mascotas»” (Guha, p. 101).

George Orwell decía que Kipling era "el profeta del imperialismo británico en su fase expansionista" e "historiador no oficial del Ejército Británico antes de la Primera Guerra Mundial" odiado por la clase media y vendido emocionalmente al régimen victoriano, muchos críticos no fueron buenos con el escritor quienes aseguraban una relación de odio-amor con la India, por su mentalidad paternalista y colonialista.

A pesar de su actitud sobre su tierra natal se interesó por el mundo social, cultural y religioso indio de fines del siglo XIX, más que nada del sur de Asia y no de Medio Oriente como muchos lo señalan. Describe a la India como una región intemporal, rural e inmensa, desoladas montañas, bazares callejeros y de exótica fauna que describe en sus relatos. Su obra literaria además de las crónicas periodísticas fueron novelas poemas y cuentos.

Resaltó una de género picaresco Kim (1902) en la cual cuenta la historia del hijo de un soldado irlandés  durante el British Raj, cuando querían controlar a los nacionalistas indios y evitar el expansionismo ruso a costas del territorio del subcontinente indio. No resalta mucho la agraviada comunidad india y su resistencia a la dominación lo único que le favorece es haber tocado esos temas que le molestaban a la clase gobernante británica. De la misma manera críticos como Rolland recalca la aversión de Kipling “hacia los intelectuales bengalíes, semillero del nacionalismo secular”. (et. al. Cimoli,  p.11-12).

 

Rabindranath Tagore. (Calcuta, 7 de mayo de 1861-ibíd., 7 de agosto de 1941), fue un poeta bengalí, poeta filósofo del movimiento Brahmo Samaj (posteriormente convertido al hinduismo), artista, dramaturgo, músico, novelista y autor de canciones que fue premiado con el Premio Nobel de Literatura en 1913, convirtiéndose así en el primer laureado no europeo en obtener este reconocimiento.

¿Qué influencia de la literatura y narrativa de Oriente medio hay en relación con la literatura actual?

La India es aquel lugar mítico en el que transcurrían las narraciones de Rudyard Kipling, y para saber cosas de ese enorme subcontinente asiático aquel viejo inglés conservador y tan a menudo reaccionario sigue siendo una de las mejores opciones. Lo es en 'Kim' y en 'El libro de la selva', y sobre todo en las docenas de historias agrupadas en impagables

Quien viaje a India y quiera aprovechar de verdad su estancia, no debería despreciar a Kipling ni a E. M. Forster (Pasaje a la India), otro británico fascinado por aquel país de países. Hoy en día, por fortuna, el abanico se ha ampliado hasta adquirir dimensiones de fenómeno literario, pues no otra cosa hay que decir de la eclosión de grandísimas novelas escritas, también en inglés por hindúes de nacimiento u origen. La novela angloíndia ha conquistado el mundo porque ha producido numerosas obras maestras que han sabido encontrar lectores en todas partes. Combinando lo aprendido con el realismo mágico, y agarrándolo muy fuerte a la tradición británica, el resultado suele estar lleno de frescura y personalidad.

En el caso del poema de «If» sobre el que habrán de pivotar las siguientes páginas pronto pudo advertir Ruyard Kipling que su poema, incluido en la sección titulada «Brother Square Toes» de Rewards and Fairies publicado en 1910, cobraría independencia y que, extraído de su contexto natural de publicación y liberado de las circunstancias que habían propiciado su escritura, iba adquiriendo la cualidad de texto de culto. El propio autor lo había advertido en su autobiografía “Something of myself” publicada póstumamente en 1937 cuando afirmaba:

El texto tenía en cuenta un episodio histórico protagonizado por Leander Starr Jameson y su incursión militar a finales de 1895 en la República de Transvaal cuyo resultado derivó en una derrota. Frente a ese fracaso, Kipling vio la posibilidad de crear un programa de conducta basado en la templanza y en la necesidad de creer en uno mismo más allá de las vicisitudes coyunturales del éxito y del fracaso. Lo convirtió, pues, en poema y lo integró en su Rewards and Fairies. En cuanto que poema, el texto de Kipling atenuaba su información contextual y permitía una lectura fuera de ese marco histórico y concreto que le había dado carta de naturaleza.

Dicho de otro modo, el lector no necesitaba esa información para comprender el texto; podría decirse, incluso, que -de haberse hecho explícitas- esas circunstancias harían más difícil la posibilidad de asunción vital por parte del receptor. La mención de un receptor interno al final del poema: «my son» lo dotaba de una intensa emocionalidad al convertirlo en una suerte de comunicación íntima mediante la cual el emisor –asociado así a la figura del padre- dejaba en herencia a su hijo algo valioso: el secreto de una forma de ser y estar en el mundo.

A Rudyard Kipling le sucede que se entendía mejor con la vida si entre medias había un libro. Fue un autor exótico sin aceptar como conducta el exotismo. Un tipo tocado por la necesidad de escribir para fijarse mejor en el mundo. Las palabras fueron su toma de tierra. Y decidió vivir a pleno sol en la escritura, contando historias en cuatro novelas, en más de 800 poemas, en numerosos relatos, cientos de cartas y en unas memorias póstumas (publicadas en España por Pre-Textos como 'Algo de mí mismo').

Su poema "La carga del hombre blanco" dibuja a los norteamericanos como unos héroes dispuestos al sacrificio por tal de salvar a Filipinas de la ignorancia y la pobreza como amos benefactores.

Sin embargo el poema If fue uno de los favoritos de Mahatma Gandhi.

Si…

Si puedes mantener la cabeza en su sitio cuando todos a tu alrededor
la pierdan y te culpen a ti.
Si puedes seguir creyendo en ti mismo cuando todos dudan de ti,
pero también aceptas que tengan dudas.
Si puedes esperar y no cansarte de la espera;
o si, siendo engañado, no respondes con engaños,
o si, siendo odiado, no incurres en el odio.
Y aun así no te las das de bueno ni de sabio.

Si puedes soñar sin que los sueños te dominen;
Si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo;
Si puedes encontrarte con el triunfo y el fracaso,
y tratar a esos dos impostores de la misma manera.
Si puedes soportar oír la verdad que has dicho,
tergiversada por villanos para engañar a los necios.
O ver cómo se destruye todo aquello por lo que has dado la vida,
y remangarte para reconstruirlo con herramientas desgastadas.

Si puedes apilar todas tus ganancias
y arriesgarlas a una sola jugada;
y perder, y empezar de nuevo desde el principio
y nunca decir ni una palabra sobre tu pérdida.
Si puedes forzar tu corazón, y tus nervios y tendones,
a cumplir con tus objetivos mucho después de que estén agotados,
y así resistir cuando ya no te queda nada
salvo la Voluntad, que les dice: “¡Resistid!”.

Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud.
O caminar junto a reyes, sin menospreciar por ello a la gente común.
Si ni amigos ni enemigos pueden herirte.
Si todos pueden contar contigo, pero ninguno demasiado.
Si puedes llenar el implacable minuto,
con sesenta segundos de diligente labor
Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
y —lo que es más—: ¡serás un Hombre, hijo mío!

Sobresale en los cuentos como “El hombre que quería ser rey" donde describe el comportamiento de los precursores del British Raj, como el polémico Robert Clive.  Mientras que El libro de la selva fue una colección del género (1894), libro en el que se incluía "Los servidores de Su Majestad". En este último habla de las vivencias de un inglés y su fox terrier  de nombre Vixen durante un desfile frente al virrey de la India y el emir de Afganistán. Este relato lo reconocen como el orientalismo  y afirmación del dominio occidental de parte del escritor.

En Los servidores de su majestad, el autor avanza en darle voz de los sujetos coloniales en particular a los sujetos nativos. Habla de un debate entre los animales al servicio de los ingleses y afganos del campamento. Describe en el cuento los diálogos de bueyes y elefantes que desean emanciparse de la yunta y discuten las pocas posibilidades de salir adelante y que no cuentan con el enorme elefante por ser un cobarde.

 "Los animales presentes –bueyes, elefante, burro, mula, caballos y camellos- balbucearon “Hukm hai” [“es una orden” en punjabí], tras la respuesta “órdenes” del burro, ante la pregunta de porque debían combatir en el ejército; mientras que las acciones posteriores de los bueyes terminaron reforzando las características ya advertidas…. se levantaron para marcharse”.

“Los servidores de su majestad

Se puede hacer por quebrados

o por la regla de tres;

pero si uno va al derecho,

hay otro que va al revés.

Podéis cambiar el problema,

lo podéis replantear;

aunque uno diga que sí,

el otro dirá: «Ni hablar».

Dando vueltas desde lejanas tierras,

nos llevan a la guerra nuestros guías.

Mientras tanto, los hombres que nos

llevan polvorientos y sin hablar caminan,

pues no saben por qué, nosotros y ellos,

sufrimos esta marcha cada día.

En “Los servidores de su Majestad”, los humanos tienen preeminencia cada vez que se habla y se piensa sobre la guerra. Desde los estudios históricos, las crónicas y hasta los filmes, el hombre es el gran tema. Pero lo que permanece fuera de campo, por decirlo cinematográficamente, es el resto los animales.

Este autor en sus obras veía muy difícil que los indios se autogobernaran, pero a la vez les reconocía el acatamiento de las leyes británicas de parte de los nacionalistas. A  algunos indios y afganos se les consideraba como cargadores de cañones igual que los bueyes y a los demás animales como parte del ejército, pero nunca con un rango de oficial  por lo que:

 “El mulo, el caballo, el elefante, el buey obedecen al que los guía, y éste a su sargento, y el sargento al teniente, y el teniente al capitán, y el capitán al mayor, y el mayor al coronel, el coronel al brigadier (…), y el brigadier al general, el cual, por su parte, obedece al virrey que es servidor de la Emperatriz [Victoria]." (Op. Cit. Los servidores del rey).

Su fama, contemporánea a su época, sobrevivió hasta nuestros días sobre todo gracias a su best-seller “El libro de la selva”. Sin embargo, en la primera mitad del siglo XX, Kim, otra obra maestra del escritor, competía de igual a igual entre los críticos literarios para saber si era “mejor” que El libro de la selva. La adaptación cinematográfica hecha por Walt Disney de las aventuras de Mowgli dinamizó su fama a nivel internacional y ante un público muy amplio, dejando a Kim, que también tuvo su versión de celuloide, muy detrás.

En Kim las referencias masónicas son nítidas, empezando por su protagonista, un joven huérfano hijo de masón. Esta obra pesó lo suficiente para que la balanza del Premio Nobel de Literatura se decantara por Kipling. Empero, es común encontrar en la producción publicista masónica que El libro de la selva fuese “obviamente” un relato masónico, en el que se distinguiría la descripción de una experiencia iniciática, sólo perceptible por quienes gozaron de la iniciación masónica. En este sentido, Mowgli experimenta un aprendizaje en varias etapas hasta convertirse a su vez en responsable y aleccionador. ¿Una alegoría del recorrido de los grados masónicos? El debate sobre educación y pedagogía era en la mayoría de las naciones de aquella época una constante de la batalla política. ¿Participación original a ese debate? Esta interpretación que caracteriza de manera rotunda este cuento de masónico carece de sólidos argumentos. La masonería y los masones no son propietarios de ciertos valores, sino que los comparten con otros tipos de asociaciones e individuos y viceversa. ¿No habría algunas escenas con “valores” anarquistas, comunistas, sólo perceptibles por anarquistas o comunistas?

El hombre que quiso ser Rey. Esta primera obra de alcance internacional la protagonizan dos masones, oficiando en algunas escenas como tales. Referencias puntuales las hubo anteriormente en otros cortos relatos pero sin llegar a este nivel. Esta primera novela de Kipling, siendo masón activo, no siempre se cita como obra que use el tema masónico. Sin embargo, no ofrece ninguna duda.

Muchos símbolos encontramos en los relatos de Kipling, en los mencionados y en "El libro de la selva". Lo que me llama la atención de estos autores angloíndios como Kipling y Tagore, han sido premiados con el Novel de Literatura a pesar de su actitud colonialista y poco afectiva en las luchas de la opresión imperialista, como lo demuestran muchos estudiosos de sus obras.

Más allá del autor de 'El libro de la selva', 'Kim' y 'Capitanes intrépidos', más allá de esa literatura de la fantasía, más allá de la fama y el dinero, hay un hombre con el alero dañado. Un tipo que a los cinco años sufrió el maltrato de una cuidadora: "Recibía una paliza cada día... Empecé a leer todo lo que caía en mis manos, pero cuando supo que eso me gustaba a los demás castigos sumó la privación de la lectura. Fue entonces cuando empecé a leer a escondidas y a conciencia...", escribe en sus memorias.

Ese fue el origen de todo: la deficiencia de vivir cuando este ejercicio se parece demasiado al daño. Así levantó en su casa un primer perímetro de alegría, con los libros en la mano.

La cumbre de las novela sigue siendo el daño sufrido en la infancia, pasados los años, el reflejo de lo vivido como se trasluce en una de las primeras obras de Salman Rushdie, Hijos de la medianoche, galardonada con el primer 'Man Booker Prize' y luego con el premio especial como 'Mejor Man Booker Prize del siglo XX'. Es la historia de un chico nacido cuando India cree haber logrado el paraíso con la victoria contra el Imperio, y todo lo que realmente ocurrió tras aquel día de júbilo. Una obra en la que Rushdie, nacido en India pero residente en Inglaterra desde la universidad, reconstruye su país en forma de mosaico abigarrado poblado por mil voces, en una metáfora magnífica de la sociedad tal vez más poliforme que existe sobre la tierra.

La mayor parte de la literatura india presenta una reforma muy clara que hace contraste con la literatura antigua, no obstante, el surgimiento de nuevas corrientes filosóficas, religiosas y políticas en todo el territorio de la India harán que surjan nuevos fines y mensajes dentro de la expresión literaria. De este modo influyen, por ejemplo, los conflictos políticos por los que surge el sentimiento de independencia del territorio indio en manos de los británicos. En esta lucha por la liberación aparece influido por el hinduismo y por las doctrinas políticas de León Tolstoi, Mahatma Gandhi que propone una rebelión pacifista que cambiaría el rumbo no solo del país sino también de su cultura.

 

Rabindranath Tagore

El poeta que bautizó de «mahatma» (‘gran alma’) a Mohandas Gandhi, fue un claro ejemplo del cambio de mentalidad por el que el hinduismo y, en parte, el budismo fueron las corrientes religiosas de referencia retornando en un principio a las antiguas tradiciones. Retornando a la propia esencia de la India y alejándose del yugo británico. Rabindranath Tagore La literatura contemporánea en la India tiene muchos nombres pero sin duda alguna, el mayor de ellos es Rabindranath Tagore, premio nobel de literatura en 1913. Fue el primer escritor no occidental en recibir el Nobel de literatura, además del único indio que ha recibido este gran honor. De origen bengalí, Tagore se convirtió al hinduismo y cultivó la novela, la poesía, la música, el teatro y la canción popular.

 Rabindranath Tagore revolucionó la literatura bengalí y la literatura india sobre todo con la poesía y las historias cortas, las cuales introdujo el mismo en la literatura bengalí. Sus cuentos cortos están escritos con una prosa poética y rítmica, cargada de belleza y sensualidad y cuya principal temática es la vida de la gente corriente. Tagore comenzó a escribir cuentos a la temprana edad de dieciséis años, cargándolos de una exuberante vitalidad y espontaneidad. Fue un gran filósofo, que acercó la literatura y el pensamiento hinduista al occidental difundiendo la cultura por todo el mundo y uno de los mayores pensadores del siglo XX. Su literatura está impregnada de una gran belleza, religiosidad, amor por la naturaleza y por la tierra. Entre sus obras encontramos títulos como “El rey y la reina, Malini, El asceta, El cartero del rey, La luna nueva o La cosecha”.

En la obra del gran poeta y filósofo indio, Rabindranath Tagorehay entre líneas bellas metáforas del amor, y gruesos pincelazos en contra del egoísmo. Porque para Tagore, lo universal es personal: existen profundos vínculos entre los hombres —como seres individuales que comparten una historia—, y también entre los hombres y el cosmos en su totalidad. La bella metáfora del amor de Rabindranath Tagore (y sus lecciones contra el egoísmo).

“La naturaleza del hombre es espiritual y física, pero sobre todo social, e incluso cósmica”.

Se trata de una especie de cosmogonía de la vida: una relación de interdependencia en la que nadie puede tener el papel protagónico, sino asumirse como parte de un todo, porque nos necesitamos recíprocamente los unos a los otros.

¿Libertad? ¿Dónde quieres encontrar libertad? ¿No se ha atado él mismo, lleno de alegría a la Creación? ¡Sí, él está atado a nosotros todos para siempre!

Tagore, como hombre de ciencia (que incluso mantuvo una estimulante charla con Albert Einstein), retoma la manera de trabajar de las células en forma coordenada y funcional, aplicándolo como principio de unidad material, así como divino misterio de la existencia:

“Las grandes unidades cooperativas  pagan por una libertad mayor de libre expresión, y comienzan a desarrollar en sus cuerpos nuevos órganos de poder, nuevos instrumentos de eficiencia. Esto es la marcha de la evolución, desdoblando siempre los potenciales de la vida.”

Lo elemental de esta unidad, o divina existencia como la explora en su libro “The Religion of Man, es que nos lleve a comprender el papel del amor como móvil de la existencia de los hombres: 

“El amor es el significado último de todo lo que nos rodea. No es un simple sentimiento, es la verdad, es la alegría que está en el origen de toda creación.”

No hay lugar así para el egoísmo, pues ahí donde el hombre se aísla, se pierde. Pero:

“[El hombre] encuentra su gran y verdadero ser en sus vastas relaciones humanas. Su cuerpo multicelular nace y muere; su multipersonal humanidad es inmortal.”

Un aspecto muy importante en la propuesta religiosa de Rabindranath Tagore es llevar a Dios al plano del ser humano y al ser humano al plano de Dios. Es decir, No se concibe Dios sin la existencia del hombre y para el hombre su fin último es alcanzar la gran virtud de la divinidad. La religión de Tagore basada en la divinización del hombre y la humanización de Dios. Mientras explicaba el significado de la humanización de Dios, dijo:

'La humanización de Dios no significa simplemente que Dios es Dios de la humanidad, sino que también significa que es el Dios en todo ser humano”.

Así es que para Tagore Según la esencia de la religión es la humanidad. La naturaleza del hombre es espiritual y física, pero sobre todo social, e incluso cósmica. Inmanencia y trascendencia no son conceptos en contra de la naturaleza humana, sino que somos atman (la esencia espiritual) a la vez que Brahman (lo absoluto).

Una propuesta que de alguna manera echa por tierra la idea de que todo sufrimiento ha sido causado por un comportamiento original de los primeros hombres y que toda culpa reside en el hombre como una condición  de nacimiento, una falta de redención perpetua que nos lleva al estoicismo, al existencialismo y al considera inútil todo comportamiento bueno, al fin y al cabo serás juzgado por culpas originales y no tuyas.

Tagore nos lleva a un pensamiento más rico —un legado de la tradición del pensamiento indio junto—; que busca una relación íntima entre todo lo existente, las cosas, la naturaleza, el hombre y la divinidad como un estadio final, un logro a partir del comportamiento moral en esencia, no la moral social ni aparente, ni la demostración de religión en un escenario teatral en búsqueda de aceptación por desarrollar el arte de la imitación, la coincidencia y el acuerdo de ser “moral inquisidora” para los demás y no para uno mismo. . Sin duda que  la falsedad religiosa a la que hemos llegado donde los líderes de la guerra se dicen ser voceros de un dios y por lo tanto se justifican las masacres para saquear los recursos naturales de otras naciones.  más bien la interdependencia de todo lo existente. Por eso no existe negación del individuo en las reflexiones de Tagore.

De hecho, en una carta que escribe a un traductor al inglés de su obra poética —traducción a la que se resistía—, Tagore dice:

 “Lo que más me importa en el mundo es ser fiel a mí mismo.”

Lo que Tagore intentó fue la comunión del atman y el Brahman. Son esas las profundas raíces de su compromiso intelectual con lo universal y lo personal. Pensando de esta forma en relaciones complejas, este brillante hombre legó una filosofía extensa sobre las relaciones —humanas, naturales, cosmogónicas—, y con ello una suerte de reflexión donde lo elemental es el amor colectivo y la cooperación entre todas las formas de vida.

Tagore se convirtió en una  celebridad  internacional  y  un  trotamundos  incansable,  mientras  su  poesía marcaba las vidas de muchos escritores y su ‘exótica’ imagen lanzaba un hechizo allá donde fuera.

De la prosa de Tagore, quizás las obras que se tienen más en consideración son sus cuentos cortos. Se le atribuye la introducción de este género en la literatura bengalí. Sus cuentos cortos están escritos en una prosa rítmica, a menudo incluso poética, y cuya principal temática son las vidas de la gente corriente. Un ejemplo es el cuento:

El Héroe

Madre, figúrate que vamos de viaje, que atravesamos un país extraño y peligroso.  Yo monto un caballo rubio al lado de tu palanquín.  El sol se pone; anochece. El desierto de Joradoghi, gris y desolado, se extiende ante nosotros.  El miedo se apodera de ti y piensas: ‘¿Dónde estamos?’  Pero yo te digo: ‘No temas, madre’.  La tierra está erizada de cardos y la cruza un estrecho sendero.  Todos los rebaños han vuelto ya a los establos de los pueblos y en la vasta extensión no se ve ningún ser viviente.  La oscuridad crece, el campo y el cielo se borran y ya no podemos distinguir nuestro camino.  De pronto, me llamas y me dices al oído: ‘¿Qué es aquella luz, allí, junto a la orilla?’ Se oye entonces un terrible alarido y las sombras se acercan corriendo hacia nosotros.  Tú te acurrucas en tu palanquín e invocas a los dioses.  Los portadores, temblando de espanto, se esconden en las zarzas.  Pero yo te grito: ‘¡No tengas miedo, madre, que yo estoy aquí!’ Armados con largos bastones, los cabellos al viento, los bandidos se acercan.  Yo les advierto: ‘¡Deténganse, malvados! ¡Un paso más y son muertos!’  Sus alaridos arrecian y se lanzan sobre nosotros.  Tú coges mis manos y me dices: ‘¡Hijo mío, te lo suplico, escapa de ellos!’  Y yo contesto: ‘Madre, vas a ver lo que hago’.  Entonces espoleo a mi caballo y lo lanzo al galope. Mi espada y mi escudo entrechocan ruidosamente.  La lucha es tan terrible, madre, que morirías de terror si pudieras verla desde tu palanquín.  Muchos huyen, muchos más son despedazados.  Tú, inmóvil y sola, piensas sin duda: ‘Mi hijo habrá muerto ya’.  Pero yo llego, bañado en sangre, y te digo: ‘Madre, la lucha ha terminado’.  Tú desciendes del palanquín, me besas, y estrechándome contra tu corazón me dices: ‘¿Qué habría sido de mí si mi hijo no me hubiera escoltado?’  Cada día suceden mil cosas inútiles. ¿Por qué no ha de ser posible que ocurra una aventura semejante? Sería como un cuento de los libros.  Mi hermano diría: ‘¿Es posible? ¡Siempre lo tuve por tan poca cosa!’  Y la gente del pueblo proclamaría: ‘¡Qué suerte la de la madre al tener a su hijo a su lado!’

60

En las playas de todos los mundos, se reúnen los niños. El cielo infinito se en calma sobre sus cabezas; el agua, impaciente, se alborota. En las playas de todos los mundos, los niños se reúnen, gritando y bailando.

Hacen casitas de arena y juegan con las conchas vacías. Su barco es una hoja seca que botan, sonriendo, en la vasta profundidad. Los niños juegan en las playas de todos los mundos.

No saben nadar; no saben echar la red. Mientras el pescador de perlas se sumerge por ellas, y el mercader navega en sus navíos, los niños recogen piedritas y vuelven a tirarlas. Ni buscan tesoros ocultos, ni saben echar la red.

El mar se alza, en una carcajada, y brilla pálida la playa sonriente. Olas asesinas cantan a los niños baladas sin sentido, igual que una madre que meciera a su hijo en la cuna. El mar juega con los niños, y, pálida, luce la sonrisa de la playa.

En las playas de todos los mundos, se reúnen los niños. Rueda la tempestad por el cielo sin caminos, los barcos naufragan en el mar sin rutas, anda suelta la muerte, y los niños juegan. En las playas de todos los mundos, se reúnen, en una gran fiesta, todos los niños.

 

Del libro Gitanjali

Sin duda la obra más trascendente de Tagore es la poesía, llena de simbolismos y encuentro consigo mismo, un diálogo interior en constante búsqueda de su yo interior.

29

Estoy llorando, encerrado en la mazmorra de mi nombre. Día tras día, levanto, sin descanso, este muro a mi alrededor; y a medida que sube al cielo, se me esconde mi ser verdadero en la sombra oscura.

Este hermoso muro es mi orgullo, y lo enluzco con cal y arena, no vaya a quedar el más leve resquicio. Y con tanto y tanto cuidado, pierdo de vista mi verdadero ser.

Pero he visto que tu voluntad no se acaba nunca en mí. Y cuando las palabras viejas se caen secas de mi lengua, nuevas melodías estallan en mi corazón; y donde las veredas antiguas se borran, aparece otra tierra maravillosa.

 

También nosotros estamos encerrados en el nombre, no nos liberamos para buscar dentro nuestro. Luchamos por encumbrarlo, ponerle lucecitas multicolores, usar las grafías perfectas para iluminar el final que signa nuestra paternidad al uso de las letras, esos jeroglíficos que no atinamos a descifrar, por ser tan ideal lo que buscamos, lo que pretendemos, construir el edificio de nuestro gran nombre hasta superar la legendaria Torre de Babel y confundir con ello, la futilidad de la meta propuesta.

Cada uno de los lectores de Tagore interpretará su propia versión, la mía es aquella que desnuda el alma y decir que el personaje que escribe esto, no le entiendo ni le conozco y tal vez nuca podré saber de él ni descifrarlo.

Tagore nos legó su filosofía y religión amalgamada en un pensamiento único, el amor a los demás. De su extensa producción literaria cabe citar además los dramas Kacha y Devayani (1894), El cartero del rey (1913), Ciclo de la primavera (1916) y La máquina (1922); las novelas Gora (1910) y La casa y el mundo (1916); los poemarios La luna nueva (1913), El jardinero (1913) y La fugitiva (1918), y algunas colecciones de sus conferencias, como Sadhana (1912) y La religión del hombre (1930). Recibió el premio Nobel de Literatura en 1913.

 

Conclusión

La cultura Occidental y más propiamente la cultura de este mundo globalizado se le puede considerar como un maremágnum de signos, señales, símbolos, cada vez más difícil de desentrañar. Toda esta simbología nos remiten a una anterior, de otras culturas que de alguna manera ha sido material en nuestro sincretismo, se religioso, fabuloso, literario o fantasmagórico. Los textos resultantes son cada vez más densos o sencillos que giran alrededor de un signo, una señal un símbolo, una idea o un arquetipo,  por lo que resulta en una literatura más espesa paulatinamente.

Este proceso va desde la imitación compuesta hasta el término de intertextualidad. Hay algo bueno en cada uno, nunca ocultan su procedencia, tarde o temprano cae el telón y la legitimidad se diluye en algo más grande, un telar interminable de donde se han de recortar trozos para vestir de una manera distinta la literatura. Se supone que las corrientes literarias se transmitían por unos circuitos de circulación bien afianzados, en los que los demás componentes de la creatividad humana no se circunscriben a bits, ni a Terabytes para poner orden o simplemente almacenar al mismo género humano en sus manifestaciones culturales, tal vez esa información  discurra por un territorio bien delimitado cuya pertenencia es la esfera conceptual del arte o, tal vez, seamos una lucecita a punto de extinguirse en el entramado al que han convertido el cerebro humano como una especie de monstruo cibernético.


Referencias

1.            Rodríguez Adrados, F. (1994) Contactos culturales entre India y Grecia. [En línea] Synthesis, 1. Disponible en:

http://www.fuentesmemoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.2436/pr.2436.pdf.

2.            Hirupedia, (S/D), Literaturas antiguas do oriente medio, Recuperado el día 8 de julio de 2015 de: http://www.hiru.com/literatura/literaturas-orientales

De Córdoba María, (s/d), La renovación narrativa del siglo XX. Recuperado el día 8 de julio de 2015 de:

http//iesmariadecordoba.centros.educa.jcyl.es/sitio/upload/TEMA_7_LIT_UNIVERSAL_REVISADO.pdf

3.            Ricardo Plaza Montaño. (2020). Evolución Histórica de la Cultura de la India. 10 de octubre de 2020, de Universidad de oriente Sitio web:

4.            https://www.uo.edu.mx/blog/evoluci%C3%B3n-hist%C3%B3rica-de-la-cultura-de-la-india


6.            Ranajit Guha, (1997) Dominance Without Hegemony. History and Power in Colonial India. Massachusetts, Harvad University Press.

Agus Morales Puga. (2012). La poesía última y la pintura de Rabindranath Tagore como embriones de la modernidad . 10 de octubre de 2020, de Universitat de Barcelona Sitio web: file:///C:/Users/guibe/Downloads/amp1de1.pdf

7.            Balakrishnan, M. (2015). La India de Kipling. Papeles de la India, 1 (44), 77-100.


 

 

 

 


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