Capítulo 19
Prefacio
Pablo Guillén
Ciudad desolada. Cap. 3 ter.
Veo la proyección del ego, del yo
interno, preso por el inmenso universo focalizado en la ciudad de entes vivientes
parecidos al narrador de una historia paralela o paralelas, si achicamos la
lupa, vemos una habitación donde el órgano vital no es el corazón, ni el
cerebro, es el dios creador de todo lo
vivo, la expansión del espacio tridimensional del puño apretado, de los dedos
utilizados de ariete. los tiempos del despertar temprano, de otear donde el
binomio pueda liarse en fingida lucha de lamentos, de ataques respiratorios,
del colocamiento inocuo defensivo. tiempo aquel en derredor del ficticio
sistema solar de la clara conciencia
expansiva del niño-hombre conquistador de emociones y quebrantos del dúo
vital declamando DESIDERATA. El
recordatorio de los que le dieron vida asoma acusatorio no atentar al desperdicio
creador de la existencia. Aunque indague orificios, resquicios, aberturas,
grietas en el espacio nuclear en que se ha dado la propiedad, la potestad, da
cumplimiento el mandamiento, precepto de perpetuar la especie. Se siente
culpable por la carga emocional y sicológica de hurtar lo que no le fue dado
por la sabia naturaleza. Se acuerda
ahora el hombre-joven porque así se lo indicó el instinto primario gozar mutuos
el ser que yace y el ente dominante del espacio-tiempo gozar mutuos el toque suave
de las copas de licor el cual el morbo, el éxtasis y los sentidos son el
desenlace orgásmico. si el protagonista de la historia busca descubrir quien lo
espía.
(Deje
de buscar en lugares equivocados,
incorpórese y vaya a la pared donde se haya incrustado el espejo, se dará
cuenta del espía furtivo).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario