Capítulo 2
Tomé el bastón para apoyarme de nuevo. Ni el aire pesaba tan poco. Sin embargo, lo oprimía con fuerza para no caerme ni chocar con los transeúntes. No sé cómo lograba evadirlos. El bullicio de la gente me acompañó durante el recorrido de extremo sur al oeste junto al mar de la ciudad. El doctor me esperaba para revisarme lo testículos y diagnosticar lo que posiblemente sería un paliativo para que no afectara la diabetes la inviabilidad de la cirugía testicular; el galeno, me revisó y me entregó unos medicamentos.
Salí con mi mochila donde llevaba algunos ejemplares de las revistillas editadas como testimonio del existir de mi oficio con la cual sobrevivía con cierta vendimia ocasional de los libros que editaba y que les quitaba como pago extra a los incautos escritores.
Me guie con el ocaso de sol, el cual debería marcar el poniente de la ciudad. Recurrí a la memoria de mis pasos para desandarlos y llegar al camioncito que me regresaría a mi casa.
El movimiento y la rutina del viaje me llevó a un sopor intolerable y caí en un sueño profundo.
(“—Revisé los libros para mostrarlo a los pasajeros con la intención de lograr alguna venta que me consiguiera algunos pesos. Les pedí solamente unos 20 pesitos, considerando que el precio de venta llega a los cien, al menos era una ganga literaria para los usuarios y así los vendería todos. Me dirigí al chofer para hacer lo mismo, ni me contestó.
No recuerdo si dejé olvidado el bastón o si de plano no lo traía conmigo, era parte de la comedia, aquella que representaba con algunas personas para llegar a su corazón y por qué no, a su bolsillo.
—Oiga amigo. ¿Dónde se baja usted?
—¿Er, eh? En el parque.
—Ya lo pasamos desde endenantes.
—Híjole, bájeme donde pueda.
—Usted venía hablando dormido señor. Por vergüenza no le digo lo que platicaba. Como que usted se dedica a sacarle la feria a las personas que se creen escritores.
—No amigo, soy
editor de mucha gentes.
Esperaré la continuación, aunque presiento que ya casi... Jeje
ResponderBorrarY de pilón me enganché..
Veremos qué pasa
Ya caí, quise poner. Jeje
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