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lunes, 20 de julio de 2020

La literatura de posguerra

¿Cómo definirías la literatura de posguerra?

Guillermo Beltrán Villanueva

Tijuana, Baja California, México.

20 de julio de 2020.

Introducción

El periodo transcurrido después de una guerra intensa capaz de desencadenar penurias, crisis económica y social, y no finaliza hasta que se logra una recuperación económica y una superación de un conjunto de problemas sociales, el reabastecimiento normal al periodo de preguerra (no nos equivoquemos en esto, pues por algo se llegó a la guerra no precisamente bonanza de la vida social) y a otros factores que afectan a la superación de la crisis social y la estabilidad emocional de las personas.

Aunque todos los países implicados activos o pasivos sufren las consecuencias de una guerra, usualmente tarda más en recuperarse el país o los países vencidos que los vencedores. No olvidemos que la historia la escriben los victoriosos con todos sus defectos y la seguridad que si se equivocan durante su hegemonía, de los males anteriores en comparación de los sucesos de su gobierno, serán muchos menos.

Surge una literatura distinta, el Vanguardismo no cubre la realidad de la vida y la muerte, la devastación y el holocausto, en la que sólo retrataba algunas clases sociales, las menos favorecidas; los acontecimientos obligan a expresar de manera distinta las memorias, los hechos, los argumentos del mal para justificar el oprobio y el genocidio. Las experiencias sufridas como presos, o miembros de una comunidad como la judía predestinada a desaparecer durante el conflicto.

 

Antecedentes

El posmodernismo surge en el período inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial (después de 1945), siendo su máxima el intentar superar el proyecto modernista de principios del siglo XX. En este movimiento podemos englobar distintas expresiones, tales como las que ahora denominamos la Literatura de la posguerra: las Memorias, los Informes de los campos de concentración, la Novela del Holocausto, Los Movimientos de liberación de la ocupación alemana, como Los partisanos, La Resistencia Francesa, Los Republicanos españoles; la Literatura del exilio, el encumbramiento del franquismo a pesar de su criminal apoyo al fascismo y al nacismo; la impunidad de su gobierno de la mano de los falangistas causantes del genocidio republicano, la omisión de occidente ante estos actos de lesa humanidad, amparados por el supuesto combate al socialismo que enarbolaba la República y que el asesino dictador según, libera a España; la intromisión del falangismo en la Guerra cristera mexicana a finales de los 30’s (Beltrán. 2006. P. 10), todo ello también al amparo del Alto Clero con la investidura de Pio XII, (Cornwell. 1999. P. 1) lo tuvieron Hitler (Wistrich. 2000. P.2) y Mussolini;  la nueva demografía y geografía política decidida por los vencedores con una fuerte influencia de los movimientos opositores del capitalismo y comunismo, donde cada vencedor aliado creó una nueva Entente criminal, Oriente-Occidente.

Toda esta nueva literatura busca respuestas ante un nuevo estado en el mundo: el conocimiento del holocausto, del exilio español, de los grupos minoritarios que siguieron luchando por una búsqueda de nacionalidad ante una identidad ancestral; “el miedo ante el poder de las bombas nucleares queda patente tras las masacres de Hiroshima y Nagasaki”. (Wikipedia. El Postmodernismo). Por ello se llevó a cabo una “reconceptualización de la sociedad, de la historia y del yo”. (Wikipedia. El Postmodernismo).

En la literatura de la posguerra se observan el empobrecimiento de la cultura, el aislamiento, la ruptura del bloqueo y la autarquía, como el valerse por sí mismo para salir adelante.

 

La literatura de la posguerra

 

De todo lo anterior surge una literatura impresionante inacabada, pues hay muchos testimonios, informes, memorias acalladas dispuestas a declarar. Como todo movimiento literario, tiene sus raíces en los anteriores: el Realismo, el Modernismo y el naciente Vanguardismo, pero reniega de lo que ya no le es propio en su existencia, y aunque el posmodernismo literario es una disciplina difícilmente indefinible, es al mismo tiempo una negación y una afirmación del paradigma modernista, sigue con la experimentación en cuanto a estructura narrativa iniciada por los escritores modernistas, por lo que la Literatura de la posguerra se acerca más a este movimiento.

Así que dentro de las máximas de este movimiento, existe una literatura propia de la posguerra europea la cual está caracterizada por una gran variedad de estilos, escuelas y géneros.

 

b.     ¿Qué rasgos de la literatura de vanguardia han desaparecido en la de posguerra?

La vanguardia se destacó por ser un período muy grande de eclosión artísticas y literarias de donde emergieron por su vastedad al menos 13 ismos literarios vanguardistas, cada uno de ellos con la firme intención  de marcar un hito en la escritura, los temas, motivos, estilos, que pretendían unos desprenderse del modernismo, otros de darle nueva cara a lo ya establecido  basados en una super modernidad representada por la velocidad de las máquinas, así como la preponderancia de un género por sobre los demás o el arte mismo representado por cada una de sus disciplinas. En cambio, la literatura de la posguerra tuvo una producción muy baja conforme a los intereses políticos de los aliados que no aceptaban develar la verdad de los campos de exterminio de los ahora socios industriales y comerciales, la sociedad capitalista germana.

En el vanguardismo se hacía alarde de la libertad creativa y nuevas formas de expresión, dentro de las corrientes, innovaciones radicales de contenido, lenguaje y actitud vital, a las que llamamos ismos. En cambio en la literatura de la posguerra sobresale la falta de libertad y censura para publicar. Véase el caso de Primo Levi, quien aunque publicó “Si esto es un hombre”, en 1947 su memoria sobre el holocausto, ésta verdaderamente se reconoció hasta 1963, con la publicación de La tregua.

En la vanguardia se trataban temas del ser humano, a veces distintos en cada ismo. Un ejemplo es el ultraísmo que pretende ir más allá de los propios ismos, aunque influenciado por el mal celebérrimo futurismo sí pretendía ir más allá del modernismo. Decía el argentino universal Jorge Luis Borges entre otros: “Nuestra literatura debe renovarse; debe lograr su ultra como hoy pretenden lograrlo nuestro pensamiento científico y político”. (Uriarte. 2019. P. 1).  

Claro que Borges guardó para sí en el ultraísmo la esencia nacional sudamericana y al regreso a su país, lo llevó “al criollismo y la parodia de la cultura local” (Uriarte. 2019. P. 1). 

La literatura de la posguerra tiene en cambio un tono intimista, existencial y pesimista. Y no es que le apueste al desencanto ni a la pérdida de fe en el ser humano, sino que le expone su realidad para que no se vuelva a repetir, caso omiso de los grandes depredadores del mundo, como Mao con más de 78 millones de asesinados bajo su reino del terror comunista, Stalin con mas de 50 millones, varios remedos de dictadores africanos, dominicanos y caribeños, ni se diga el lado opuesto occidental con sus guerras en Indochina, Corea e Irak para facilitar el saqueo de los recursos naturales dentro de un oprobioso neoliberalismo. Es un despertar de conciencias para la gente de bien, que no permita los genocidios como profecías por cumplir, aunque la censura de los comunicadores orgánicos sólo defiendan lo que se refleje en su prostituida libertad de expresión y vanaglorie la corrupción, el saqueo y el olvido de las grandes tragedias del ser humano.

El vanguardismo se caracteriza por su sencillez formal y búsqueda de una expresión personal. La literatura de la posguerra se bifurca en dos tendencias: la intimista como aspecto formal y, lo social, como contenido.

En resumen la literatura de la posguerra sufre la censura, el pesimismo existencial. En algunos casos como la española, sufre la dictadura militar y para expresarse usa recursos poéticos de evasión, teoría de lo absurdo, poesía evasiva, pero también la opresión o la muerte para aquellos que se atrevieron como García Lorca o como quienes se exiliaron y vivieron una experiencia de desarraigo, de la espera del regreso, o de la auto aceptación de una patria nueva.

Aunque al parecer, Primo Levi no le bastaron sus obras para desligarse del horror del holocausto, del exilio vivido ancestralmente como judío sefardita, como italiano desconocido por su propio país para ser entregado a las fuerzas alemanas, carente de unja nacionalidad que realmente le identificara: judío, español, italiano o en el peor de los casos ciudadano del mundo no reconocido como pensador.

 

c.      ¿Por qué la literatura de posguerra necesita de un tono realista para narrar? ¿Por qué esta literatura ha desechado las propuestas futuristas, surrealistas, etc.

 

No del todo. El artista necesita para expresarse recurrir no nada más al pensamiento objetivo, realista, sino escudriñar el alma, buscar las causas de la deshumanización que lo llevó a las grandes guerras, por esa razón se discute sin a los autores les fue necesaria llegar a la Representación artística de los hechos históricos, para llegar a las conciencias, como uno de los últimos libros sobre el tema, El niño de la pijama a rayas. (Boyne, 2006. P).  Expresarlo por medio del cine, el cual desafortunadamente se convirtió en filmografía hollywoodense de los victoriosos para encumbrar una sociedad oportunista que entró en las postrimerías de la guerra como proveedor armamentista y aunque sacrificó a millones de inmigrantes latinos, africanos, extranjeros de las clases bajas, mercenarios hambrientos de países atrasados para luego vanagloriarse con ridiculeces como J. Joe, supermán, y demás vitriolos y espejismos,  regresarse con aureolas victoriosas y pagarés abultados de los aliados y vencidos. ¿Futurismo inmoral? ¿Surrealismo ramplón al servicio de la burguesía?

Conclusión

Quedan muchas asignaturas pendientes por escribir dentro de la Literatura de la posguerra, no la podemos sujetar a un tiempo determinado porque la sociedad y los gobiernos todavía se debaten en la búsqueda y planteamiento de la verdad histórica a modo y escrita por los vencedores, y, los derrotados, prontamente recuperados y no juzgados con verdadera justicia por los nuevos intereses occidentales.

El futurismo occidental pervive en la cultura americana, el surrealismo conque inventa héroes que no tiene; su santería y pordioserismo de los presidentes en turno para vanagloriarse, igual que Hitler, Mussolini, Franco, Stalin, Mao, que Dios les habla, a pesar de su ateísmo espeluznante.

las Memorias, los Informes de los campos de concentración, la Novela del Holocausto, Los Movimientos de liberación de la ocupación alemana, como Los partisanos, La Resistencia Francesa, Los Republicanos españoles; la Literatura del exilio, la Representación artística de los hechos históricos, para llegar a las conciencias. Es por esa razón que la Literatura de la posguerra no debe concluir; hace falta sin duda, considerar la homofobia, la xenofobia y el clasismo, la misoginia y la misandria, defectos que debemos erradicar de todo ser humano.

Renglón aparte, trabajar por una literatura incluyente como lo hizo la mujer (Zunini. 2020. P. 1) y que no termina por engrandecer sus méritos. Ana Frank es una de las voces de la niñez y pubertad que no tuvieron eco en el nazismo y los países de origen sumisos a los dictados de un loco hitleriano y que entregaron a sus connacionales por pertenecer a una raza distinta, a una situación de vulnerabilidad y capacidades diferentes, incluso en esa barbarie no se salvaron más de 80 mil alemanes de “cepa” al genocidio.

En lo personal, fue mucho dolor, tristeza y tanta impotencia al leer las memorias, informes, diarios, lecturas que nos volvieron a una realidad terrible que llevó a cabo una de las culturas “más avanzadas” del siglo XX, la germana,  lo que contradice su calificativo cayendo en lo absurdo, a una de las expresiones más bárbaras de la cultura alemana desde los tiempos de su nacimiento y, apoderamiento del Imperio Romano.

 

Referencias:

Uriarte, Julia Máxima. (2019). Características del Ultraísmo. Última edición. en: https://www.caracteristicas.co/ultraismo/. Consultado: 20 de julio de 2020.
https://www.caracteristicas.co/ultraismo/#ixzz6SlS6SWWK

Wistrich, Robert S. (2000). Ensayo. Hitler y el holocausto. Londres-Jerusalén.

Mapa conceptual sobre vanguardias y posguerra. Consultados en Google. 20 de julio de 2020.

Beltrán Villanueva, Guillermo. 2006. Prólogo a “Milagro desde el infierno”. De Luis Ortega. Editorial independiente. Tijuana. México.

Cornwell, John. 1999. El Papa de Hitler. Hitler’s Pope. The Secret History of Pius XII.

Levi Primo, 1947. Si esto es un hombre. “Se questo è un uomo”. Editorial: Giulio Einaudi. Italia.

Frank, Ana. (1942-1944) El diario de Ana Frank. “Het Achterhuis”. Editorial: Ana Frank. Idioma neerlandés. Géneros: Autobiografía.

 Yazmín, Conejo ispoco@gmail.com. Universidad nacional de La Plata (Buenos Aires, Argentina). doi: 10.11144/Javeriana.mys20-40.lrrp . Consultado el 20 de julio de 2020.

Autor: Boyne, John. (2006). El niño con el pijama a rayas, (Salamandra). The Boy in the Striped Pyjamas. Editorial: David Fickling Books.


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