¿Cómo definirías la literatura de posguerra?
Guillermo Beltrán Villanueva
Tijuana,
Baja California, México.
20 de julio de 2020.
Introducción
El periodo transcurrido después de una
guerra intensa capaz de desencadenar penurias, crisis económica y social, y no
finaliza hasta que se logra una recuperación económica y una superación de un
conjunto de problemas sociales, el reabastecimiento normal al periodo de
preguerra (no nos equivoquemos en esto, pues por algo se llegó a la guerra
no precisamente bonanza de la vida social) y a otros factores que afectan a
la superación de la crisis social y la estabilidad emocional de las personas.
Aunque todos los países implicados activos
o pasivos sufren las consecuencias de una guerra, usualmente tarda más en
recuperarse el país o los países vencidos que los vencedores. No olvidemos que
la historia la escriben los victoriosos con todos sus defectos y la seguridad
que si se equivocan durante su hegemonía, de los males anteriores en comparación
de los sucesos de su gobierno, serán muchos menos.
Surge una literatura distinta, el Vanguardismo
no cubre la realidad de la vida y la muerte, la devastación y el holocausto, en
la que sólo retrataba algunas clases sociales, las menos favorecidas; los
acontecimientos obligan a expresar de manera distinta las memorias, los hechos,
los argumentos del mal para justificar el oprobio y el genocidio. Las
experiencias sufridas como presos, o miembros de una comunidad como la judía predestinada
a desaparecer durante el conflicto.
Antecedentes
El posmodernismo surge en el período
inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial (después de 1945), siendo
su máxima el intentar superar el proyecto modernista de principios del siglo
XX. En este movimiento podemos englobar distintas expresiones, tales como las
que ahora denominamos la Literatura de la posguerra: las Memorias, los Informes
de los campos de concentración, la Novela del Holocausto, Los Movimientos de
liberación de la ocupación alemana, como Los partisanos, La Resistencia
Francesa, Los Republicanos españoles; la Literatura del exilio, el
encumbramiento del franquismo a pesar de su criminal apoyo al fascismo y al
nacismo; la impunidad de su gobierno de la mano de los falangistas causantes del
genocidio republicano, la omisión de occidente ante estos actos de lesa
humanidad, amparados por el supuesto combate al socialismo que enarbolaba la
República y que el asesino dictador según, libera a España; la intromisión del
falangismo en la Guerra cristera mexicana a finales de los 30’s (Beltrán. 2006.
P. 10), todo ello también al amparo del Alto Clero con la investidura de Pio
XII, (Cornwell. 1999. P. 1) lo tuvieron Hitler (Wistrich. 2000. P.2) y
Mussolini; la nueva demografía y
geografía política decidida por los vencedores con una fuerte influencia de los
movimientos opositores del capitalismo y comunismo, donde cada vencedor aliado
creó una nueva Entente criminal, Oriente-Occidente.
Toda esta nueva literatura busca
respuestas ante un nuevo estado en el mundo: el conocimiento del holocausto,
del exilio español, de los grupos minoritarios que siguieron luchando por una
búsqueda de nacionalidad ante una identidad ancestral; “el miedo ante el
poder de las bombas nucleares queda patente tras las masacres de Hiroshima y
Nagasaki”. (Wikipedia. El Postmodernismo). Por ello se llevó a cabo una
“reconceptualización de la sociedad, de la historia y del yo”. (Wikipedia.
El Postmodernismo).
En la literatura de la posguerra se
observan el empobrecimiento de la cultura, el aislamiento, la ruptura del
bloqueo y la autarquía, como el valerse por sí mismo para salir
adelante.
La
literatura de la posguerra
De todo lo anterior surge una literatura
impresionante inacabada, pues hay muchos testimonios, informes, memorias
acalladas dispuestas a declarar. Como todo movimiento literario, tiene sus
raíces en los anteriores: el Realismo, el Modernismo y el
naciente Vanguardismo, pero reniega de lo que ya no le es propio en su
existencia, y aunque el posmodernismo literario es una disciplina
difícilmente indefinible, es al mismo tiempo una negación y una afirmación del
paradigma modernista, sigue con la experimentación en cuanto a estructura
narrativa iniciada por los escritores modernistas, por lo que la Literatura de
la posguerra se acerca más a este movimiento.
Así que dentro de las máximas de este
movimiento, existe una literatura propia de la posguerra europea la cual está
caracterizada por una gran variedad de estilos, escuelas y géneros.
b. ¿Qué rasgos de la literatura de
vanguardia han desaparecido en la de posguerra?
La vanguardia se destacó
por ser un período muy grande de eclosión artísticas y literarias de donde emergieron
por su vastedad al menos 13 ismos literarios vanguardistas, cada uno de ellos
con la firme intención de marcar un hito
en la escritura, los temas, motivos, estilos, que pretendían unos desprenderse
del modernismo, otros de darle nueva cara a lo ya establecido basados en una super modernidad representada
por la velocidad de las máquinas, así como la preponderancia de un género por
sobre los demás o el arte mismo representado por cada una de sus disciplinas.
En cambio, la literatura de la posguerra tuvo una producción muy baja
conforme a los intereses políticos de los aliados que no aceptaban develar la
verdad de los campos de exterminio de los ahora socios industriales y
comerciales, la sociedad capitalista germana.
En el vanguardismo se
hacía alarde de la libertad creativa y nuevas formas de expresión,
dentro de las corrientes, innovaciones radicales de contenido, lenguaje y
actitud vital, a las que llamamos ismos. En cambio en la literatura de la
posguerra sobresale la falta de libertad y censura para publicar. Véase el caso
de Primo Levi, quien aunque publicó “Si esto es un hombre”, en 1947 su
memoria sobre el holocausto, ésta verdaderamente se reconoció hasta 1963, con
la publicación de La tregua.
En la vanguardia se
trataban temas del ser humano, a veces distintos en cada ismo. Un ejemplo es el
ultraísmo que pretende ir más allá de los propios ismos, aunque influenciado
por el mal celebérrimo futurismo sí pretendía ir más allá del modernismo. Decía
el argentino universal Jorge Luis Borges entre otros: “Nuestra
literatura debe renovarse; debe lograr su ultra como
hoy pretenden lograrlo nuestro pensamiento científico y político”. (Uriarte.
2019. P. 1).
Claro que Borges guardó para sí en el ultraísmo la esencia
nacional sudamericana y al regreso a su país, lo llevó “al criollismo y la
parodia de la cultura local” (Uriarte. 2019. P. 1).
La literatura de la posguerra tiene en cambio un tono intimista,
existencial y pesimista. Y no es que le apueste al desencanto ni a la
pérdida de fe en el ser humano, sino que le expone su realidad para que no se
vuelva a repetir, caso omiso de los grandes depredadores del mundo, como Mao
con más de 78 millones de asesinados bajo su reino del terror comunista, Stalin
con mas de 50 millones, varios remedos de dictadores africanos, dominicanos y
caribeños, ni se diga el lado opuesto occidental con sus guerras en Indochina,
Corea e Irak para facilitar el saqueo de los recursos naturales dentro de un
oprobioso neoliberalismo. Es un despertar de conciencias para la gente de bien,
que no permita los genocidios como profecías por cumplir, aunque la censura de
los comunicadores orgánicos sólo defiendan lo que se refleje en su prostituida
libertad de expresión y vanaglorie la corrupción, el saqueo y el olvido de las
grandes tragedias del ser humano.
El vanguardismo se caracteriza por su sencillez formal y búsqueda de
una expresión personal. La literatura de la posguerra se bifurca en dos
tendencias: la intimista como aspecto formal y, lo social, como
contenido.
En resumen la literatura de la posguerra
sufre la censura, el pesimismo existencial. En algunos casos como la española,
sufre la dictadura militar y para expresarse usa recursos poéticos de evasión,
teoría de lo absurdo, poesía evasiva, pero también la opresión o la muerte para
aquellos que se atrevieron como García Lorca o como quienes se exiliaron
y vivieron una experiencia de desarraigo, de la espera del regreso, o de la
auto aceptación de una patria nueva.
Aunque al parecer, Primo Levi no le bastaron
sus obras para desligarse del horror del holocausto, del exilio vivido
ancestralmente como judío sefardita, como italiano desconocido por su propio
país para ser entregado a las fuerzas alemanas, carente de unja nacionalidad
que realmente le identificara: judío, español, italiano o en el peor de los
casos ciudadano del mundo no reconocido como pensador.
c. ¿Por qué la literatura de posguerra
necesita de un tono realista para narrar? ¿Por qué esta literatura ha
desechado las propuestas futuristas, surrealistas, etc.
No del todo. El artista necesita para
expresarse recurrir no nada más al pensamiento objetivo, realista, sino
escudriñar el alma, buscar las causas de la deshumanización que lo llevó a las
grandes guerras, por esa razón se discute sin a los autores les fue necesaria
llegar a la Representación artística de los hechos históricos, para
llegar a las conciencias, como uno de los últimos libros sobre el tema, El niño
de la pijama a rayas. (Boyne, 2006. P). Expresarlo por medio del cine, el cual
desafortunadamente se convirtió en filmografía hollywoodense de los victoriosos
para encumbrar una sociedad oportunista que entró en las postrimerías de la
guerra como proveedor armamentista y aunque sacrificó a millones de inmigrantes
latinos, africanos, extranjeros de las clases bajas, mercenarios hambrientos de
países atrasados para luego vanagloriarse con ridiculeces como J. Joe,
supermán, y demás vitriolos y espejismos, regresarse con aureolas victoriosas y pagarés
abultados de los aliados y vencidos. ¿Futurismo inmoral? ¿Surrealismo ramplón
al servicio de la burguesía?
Conclusión
Quedan muchas asignaturas pendientes por
escribir dentro de la Literatura de la posguerra, no la podemos sujetar a un
tiempo determinado porque la sociedad y los gobiernos todavía se debaten en la
búsqueda y planteamiento de la verdad histórica a modo y escrita por los
vencedores, y, los derrotados, prontamente recuperados y no juzgados con
verdadera justicia por los nuevos intereses occidentales.
El futurismo occidental pervive en la
cultura americana, el surrealismo conque inventa héroes que no tiene; su
santería y pordioserismo de los presidentes en turno para vanagloriarse, igual
que Hitler, Mussolini, Franco, Stalin, Mao, que Dios les habla, a pesar de su
ateísmo espeluznante.
las Memorias, los Informes de los campos
de concentración, la Novela del Holocausto, Los Movimientos de liberación de la
ocupación alemana, como Los partisanos, La Resistencia Francesa, Los
Republicanos españoles; la Literatura del exilio, la Representación
artística de los hechos históricos, para llegar a las conciencias. Es por
esa razón que la Literatura de la posguerra no debe concluir; hace falta sin
duda, considerar la homofobia, la xenofobia y el clasismo, la misoginia y la
misandria, defectos que debemos erradicar de todo ser humano.
Renglón
aparte, trabajar por una literatura incluyente como lo hizo la mujer (Zunini.
2020. P. 1) y que no termina por engrandecer sus méritos. Ana
Frank es una de las voces de la niñez y pubertad que no tuvieron eco en el
nazismo y los países de origen sumisos a los dictados de un loco hitleriano y
que entregaron a sus connacionales por pertenecer a una raza distinta, a una
situación de vulnerabilidad y capacidades diferentes, incluso en esa barbarie
no se salvaron más de 80 mil alemanes de “cepa” al genocidio.
En lo personal, fue mucho dolor,
tristeza y tanta impotencia al leer las memorias, informes, diarios, lecturas
que nos volvieron a una realidad terrible que llevó a cabo una de las culturas “más
avanzadas” del siglo XX, la germana, lo que contradice su calificativo cayendo en
lo absurdo, a una de las expresiones más bárbaras de la cultura alemana desde
los tiempos de su nacimiento y, apoderamiento del Imperio Romano.
Referencias:
Uriarte, Julia Máxima. (2019). Características del Ultraísmo.
Última edición. en: https://www.caracteristicas.co/ultraismo/.
Consultado: 20 de julio de 2020.
https://www.caracteristicas.co/ultraismo/#ixzz6SlS6SWWK
Wistrich, Robert S. (2000). Ensayo. Hitler y el holocausto.
Londres-Jerusalén.
Mapa conceptual sobre vanguardias y posguerra. Consultados en
Google. 20 de julio de 2020.
Beltrán Villanueva, Guillermo. 2006. Prólogo a “Milagro desde
el infierno”. De Luis Ortega. Editorial independiente. Tijuana. México.
Cornwell,
John. 1999. El
Papa de Hitler. Hitler’s Pope. The Secret History of Pius
XII.
Levi Primo, 1947. Si esto es un hombre. “Se questo è un uomo”.
Editorial: Giulio Einaudi. Italia.
Frank, Ana. (1942-1944) El diario de Ana Frank. “Het Achterhuis”. Editorial:
Ana Frank. Idioma neerlandés. Géneros: Autobiografía.
Yazmín, Conejo ispoco@gmail.com. Universidad nacional de
La Plata (Buenos Aires, Argentina). doi: 10.11144/Javeriana.mys20-40.lrrp .
Consultado el 20 de julio de 2020.
Autor:
Boyne, John. (2006). El niño con el pijama a rayas, (Salamandra). The Boy in the Striped Pyjamas. Editorial: David Fickling Books.
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