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miércoles, 11 de noviembre de 2020

Desde mi soledario

Trozos de mi libro Soledario

 

Tal vez la pluma cansada

de tatuar el alma

refleje al fin

una especie rara del lenguaje;

busque el sonido

 y no la sombra,

 para emular entonces,

la terrible soledad de mi silencio.

Introito

(“—Acerqué la mirada a las imágenes traslucidas por el agua y el cristal que narraban nuevas historias del trajinar del mundo, para que yo las tradujera, con letras duras, tristes, desde mi soledario…”).

 

A dos casas

El viento trasiega lamentos por las aceras desoladas.

El anciano padre no encuentra sosiego.

La realidad se oculta en lo irracional de la mente.

Los nietos plañen.

La madre-abuela incierta al devenir.

Sólo una bolsa roja.

Sin esquela.

…Adiós.

Tu rostro
disfrazado de versos impensados

luce como lunas desgajadas

la sombra niega la distancia
 como égloga cautiva

         del antiguo verso.

 

Proscenio

Es casi la hora…

Si ésta es dos horas antes de la hora anunciada.

Se asoma hacia el vestíbulo y ve con desesperación un par de moscas rondado un caramelo a mitad de salón.

Se ríe.

Carraspea su garganta para humedecerla, pero sólo logra mojar su tristeza.

 

Acto 1

 

En la ignota distancia,

del espacio

 y no tiempo

el reloj desglosa las horas.

 

¿Cuál será el verso instante?,

¿la lejana simetría

que encadena al pasado?

I

El tiempo deconstruye al hombre

mientras el reloj camina

en esta tierra

Sus manecillas asidas

al no tiempo lo desgarran.

 

Manerales horolagios

ante un planeta que fenece;

falsa carátula que desfasa

cada huella incinerante

del verdugo;

Flora y fauna

sustituida por desiertos

que el sátrapa desnatura

en su avaricia.

 

Acto 2

 

Niebla la luna

y el sendero difumina

niega exhumar

el halo triste y la inocencia.

El humor vítreo

del reloj ya no refleja

la oculta ansia

que extravía la indulgencia.

 

 

III

Cuando al recuerdo
lo abrumen los olvidos
y el dolor de no recordar
los recuerdos se disipen.
la nada implacable
desviará la medida
de la línea diversa 
del pasado en el presente.

Cuántas caricias
traerá al ahora la distancia
de aquel diverso

avatar que ya no existe
y dará ambiguo
nombre a la fragancia
que disipe inexorable
el no tiempo.

Tal vez si insiste
la palabra en el ocaso
y exhuma la vieja huella
entre las nubes
para darle forma a la armonía 
y al viejo canto
de la ignota rima
que el tiempo desvanece
y dejar presente 
la voz de mi poesía...

 

Acto 3

La vieja Luna

suspira su impaciencia

en la ignota historia

que precede

el final de su existencia.

 

 

La silueta

La mirada imperdible desde la azotea.

 (Camina).

Las huellas del cansancio de acorazar pandemias.

 El techo se desgaja. Cruje. Se filtra la lluvia impertinente. Baldes, botes, ollas.

(Adelgaza su silueta).

 La cubeta se disfraza y me hiere las costillas. Pujo. El último esfuerzo logra la cornisa. La deslizo. La empujo por el techo desvencijado. Un dolor contumaz tremolina mis piernas y me acuchilla.

(Detiene el paso).

¡Ah, la navaja para abrir!  No sé.

Mis dedos como garras intentan lo imposible.

Dos de ellos terminan tumefactos.

(Voltea hacia mí).

Miasmas de aves en caída libre. Seca. Polvo disperso.

Deslizo la escobilla. Impermeabilizo.

Interminable espacio para mis dolencias. Engaño a cada brazo, espalda, dorso.

Apuro la tarea.

(Sonríe).

Prorrogo las goteras de la viniente lluvia.

(Se va).

 

Acto 4

 

Amarillas las corolas

se asoman solidarias,

entre pino y muro

que abrevan su fragancia.

 

Heliotropismo fugaz

que desgaja primaveras

como nunca más

en su particular endemia.

 

 

Sombras

El cristal de la puerta dibuja las imágenes, Las personas se miran. Se rechazan. Un halo de tristeza finge los adioses.

Las sombras y rostros figuran las angustias de un día por venir: intentos por entrar, ellos por escapar, todos se escabullen entre sí.

Las luces de emergencia distorsionan las imágenes y los llantos se fugan por doquier.

Un hombre ve cogitabundo a todos lados a través de la puerta sin atreverse a salir.

Otro se acerca para entrar.

Observo a ambos. Rara coincidencia, pienso. Visten igual. Sus rostros, igual…

 

Acto 5

Las imágenes van y vienen

en fantasmales ecos

profundos recovecos

horadan el alma.

 

Intranquila

la palabra desalma

y deja en seco

la solemne tarde

de pandemia.

 

La umbría imaginaria

Y la muerte aún sin permiso ronronea los espacios.

El viento confunde lamentos y el fagot de la umbría imaginaria distrae las nubes, ulula los adioses.

Hace apenas dos lunas, las risadas de la calle,

el bullicio, dispersaron alhelíes y fragancias.

Hoy, vacíos en las almas y en el pecho.

Hoy, un mundo incierto.

Promesas incumplidas del antaño.

Sin mañana.

Sin ayer.

Hoy.

 

Las aristas dispersas por el aire
disertan airosas melodías
triza el fuego que acorta la distancia;
como suave maremágnum, 
                                 la calle se disfraza.

 

Acto 6

 

Los silencios se ven unos a otros

—se evaden—

Sonidos sin sombra

Canciones sin huella

en el ignoto misterio de levante

de no saber si el hoy ciclará 24 horas

 o si acaso apenas un suspiro.

 

Sensación extraña

Un halo evanescente y el vapor a ras de suelo aplastado por el clima, da la sensación de relatar un minigestuoso momento desapercibido para los demás.

Se encoge de hombros, limpia los espejuelos y busca en los alrededores por dónde escapar de sus fantasmas.

El viaje se acortaba en el tiempo, apenas iniciaba la primavera del 2020. Fría como nunca. Triste.

En el mundo las alarmas crecían y la indiferencia y el desgano las diluían.

 

VI

Los cielos sin luz se acercan.

Las aves sin vuelo abundan en el sueño.

La hormiga trepadora horada el suelo

—hace la tarea—

que el dios Cronos manda.

 

Aunque en el mar el murmullo yazga

imaginando el final del arcoíris

la nube que llora gota a gota

—desahucia esperanzas—

en el venero que el sol agota.

 

El silencio vaga

Aun cuando el susurro oprobia

—aterido cuerpo—

que la tierra agobia

en la inmensidad de la nada.

 

La mañana sin destello

el ojo mira al interior del viaje

El no saber si ayer…

fue la última alborada.

 


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