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lunes, 20 de julio de 2020

Prólogo al libro Soledario

Prólogo

 

Fernando Picasso

 

Siempre surgen oportunidades para crear, para darle vida a las palabras, y cuyo fin es atesorar los momentos cuando la inspiración emerge aún en tiempo de pandemia. FPR

Pero hablemos de lo que nos hace presos cuando la sana distancia de estar en familia sabe a esa sensación de olor a fruta o a ese abrazo que te cubre cuando de amor se escribe o cuando por pasión se plasma en ese círculo de hogar que te hace libre dentro del arte.

Para Guillermo, escribir con este campo de viento polinizado es como echar a andar la tinta sobre el papel de sus historias porque el Abecé de sus latidos nace cuando está en el seno familiar, ahí donde todo pasa cuando el mundo está confundido.

Cuando Guillermo se inspira, ya tiene lograda la meta porque él llena sus bolsillos de sueños, de altruismo, de literatura, de esas historias que deslizan sus manos sobre su acorazado espíritu, entonces, las historias de estas páginas son legajos de su alma, son esas baladas dispersas, son esos cantos de amor y de tristeza, pero sobre todo son versos y odas al tiempo que construye con su terca forma de expresar su talento de tantos años acumulados en su oficio de escribirle a su vida.

Quizás él es Trudó o quiso o fue en otra dimensión un poeta que jamás murió, porque él no vende los poemas, los engancha al viento para que en este SOLEDARIO sepamos que sobre los días nublados y entre las nubes va escribiendo o describiendo la lluvia o a la sombra de las vidas que jamás mueren aunque sea un tiempo de pandemia; también le guiñe la tinta a los días de soledad o de los solsticios para que en estas hojas los rayos de luz nos hagan reflexionar, porque para el Poeta todo es un aprendizaje que no tiene límite ni precio.

Soledario, es como un perfil cerebral que dibuja su mirada al lado de su amada porque no hay que olvidar que un poeta no puede vestirse sin poemas (sin Musa), sin esas frases que nacen de la piel de sus latidos, de su entorno, de sus vivencias, y de todo ese estilo que va construyendo cuando con una sola mirada imprime la fotografía de una balada de metáforas danzantes.

Para que pudiera existir Soledario era necesario acumular ideas, no dinero, solo versos, andanzas, metáforas, suspiros, todo eso que se vislumbra en su entorno, por este motivo él les da voz a sus obras monumentales para descifrar todo o para que su pluma refleje los tatuajes de esa especie viviente llamada Lenguaje Escrito, y con esto emerge esa terrible forma de disfrutar cada espacio de su conocimiento literario para que sus palabras trasciendan en este gran poema, Soledario.

Digamos una y otra vez, una y mil veces más, sus manos construyen ese papel que distrae a la pluma porque no siempre pretende darles punto final a esas historias de lunas impacientes o a ese Florilegio que construye con los fragmentos de uno o varios poetas para decirle a la muerte que no les guiñe a los espacios de los poemas porque su pluma aún tiene cientos de historias que contar.

Por eso, Soledario, se vuelve un viento de lamentos doblemente descifrados con las notas de las melodías que se trasmiten con un peregrinaje entre las calles de esta Frontera  que nunca sabemos a dónde nos llevará porque siempre que termina de edificar el abecedario ya tiene uno nuevo que contar, sus historias como Soledario no tienen fin ni ese cansancio de saber si las 24 horas apenas le alcanzan para un suspiro, ni existen rutinas de meses ni semanas de calendario para saber que Guillermo jamás despertará sin una pluma en sus sueños.

Soledario debe leerse una y otra vez hasta que los días del año terminen por empezar de nuevo, a veces en caída libre, a veces sin la angustia de caer en un vacío de poesía o en ese insomnio que provocan las letras del Poeta.


Fernando Picasso R

 

 

 


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