Prólogo
Fernando Picasso
Siempre surgen
oportunidades para crear, para darle vida a las palabras, y cuyo fin es atesorar
los momentos cuando la inspiración emerge aún en tiempo de pandemia. FPR
Pero hablemos de lo que nos hace presos cuando la sana distancia de estar en familia sabe a esa sensación de olor a fruta o a ese abrazo que te cubre cuando de amor se escribe o cuando por pasión se plasma en ese círculo de hogar que te hace libre dentro del arte.
Para Guillermo, escribir con este campo de viento polinizado es como
echar a andar la tinta sobre el papel de sus historias porque el Abecé de sus
latidos nace cuando está en el seno familiar, ahí donde todo pasa cuando el
mundo está confundido.
Cuando Guillermo se inspira, ya tiene lograda la
meta porque él llena sus bolsillos de sueños, de altruismo, de literatura, de
esas historias que deslizan sus manos sobre su acorazado espíritu, entonces,
las historias de estas páginas son legajos de su alma, son esas baladas
dispersas, son esos cantos de amor y de tristeza, pero sobre todo son versos y
odas al tiempo que construye con su terca forma de expresar su talento de
tantos años acumulados en su oficio de escribirle a su vida.
Quizás él es Trudó o quiso o fue en otra dimensión un poeta que jamás
murió, porque él no vende los poemas, los engancha al viento para que en este
SOLEDARIO sepamos que sobre los días nublados y entre las nubes va escribiendo
o describiendo la lluvia o a la sombra de las vidas que jamás mueren aunque sea
un tiempo de pandemia; también le guiñe la tinta a los días de soledad o de los
solsticios para que en estas hojas los rayos de luz nos hagan reflexionar,
porque para el Poeta todo es un aprendizaje que no tiene límite ni precio.
Soledario, es como un perfil cerebral que dibuja su mirada al lado de
su amada porque no hay que olvidar que un poeta no puede vestirse sin poemas
(sin Musa), sin esas frases que nacen de la piel de sus latidos, de su entorno,
de sus vivencias, y de todo ese estilo que va construyendo cuando con una sola
mirada imprime la fotografía de una balada de metáforas danzantes.
Para que pudiera existir Soledario era necesario acumular ideas, no
dinero, solo versos, andanzas, metáforas, suspiros, todo eso que se vislumbra
en su entorno, por este motivo él les da voz a sus obras monumentales para
descifrar todo o para que su pluma refleje los tatuajes de esa especie viviente
llamada Lenguaje Escrito, y con esto emerge esa terrible forma de disfrutar
cada espacio de su conocimiento literario para que sus palabras trasciendan en
este gran poema, Soledario.
Digamos una y otra vez, una y mil veces más, sus manos construyen ese
papel que distrae a la pluma porque no siempre pretende darles punto final a
esas historias de lunas impacientes o a ese Florilegio que construye con los
fragmentos de uno o varios poetas para decirle a la muerte que no les guiñe a
los espacios de los poemas porque su pluma aún tiene cientos de historias que
contar.
Por eso, Soledario, se vuelve un viento de lamentos doblemente
descifrados con las notas de las melodías que se trasmiten con un peregrinaje
entre las calles de esta Frontera que
nunca sabemos a dónde nos llevará porque siempre que termina de edificar el
abecedario ya tiene uno nuevo que contar, sus historias como Soledario no
tienen fin ni ese cansancio de saber si las 24 horas apenas le alcanzan para un
suspiro, ni existen rutinas de meses ni semanas de calendario para saber que
Guillermo jamás despertará sin una pluma en sus sueños.
Soledario debe leerse una y otra vez hasta que los días del año
terminen por empezar de nuevo, a veces en caída libre, a veces sin la angustia
de caer en un vacío de poesía o en ese insomnio que provocan las letras del
Poeta.
Fernando Picasso R
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