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martes, 29 de septiembre de 2020

El soneto y sus formas

 

El soneto perfecto

o el Soneto guibelino 

Este texto se convierte una serie de propuestas del formato denominado soneto, el cual ha sufrido variaciones dadas desde antiguo con el soneto isabelino o shakesperiano, le siguen formas como el Meridiano y el Henduriano. Decir que tiene una forma arcaica y por demás en desuso no es correcto, como no lo es de quienes exigen esa forma como única posibilidad de ser aceptado como sonetista; la poesía es un río, un corpus vivo y cada una de sus vertientes adopta formas del recipiente que lo contiene.

El Poeta, esa fuente inagotable  de decir su verdad, la percepción del mundo desde las entrañas más íntimas de donde se escapa lo mejor del ser humano, su espíritu emprendedor y la belleza de su alma.

Soneto guibelino experimenta distintas formas de las estrofas respetando en sí las características a que obliga la cantidad de versos que la contienen.

En el dístico, forma latina adoptada del griego, trata de ser la síntesis del poema en un par de versos, el planteamiento sutil del tema o la reflexión introductoria al resto del soneto.

La integración de un dístico seguido por un terceto, un cuarteto y finalmente un quinteto intenta llevarlo con el ritmo de cada una de las formas; igualmente, lo conforma con un terceto, un cuarteto, un segundo terceto y un segundo cuarteto, cuya similitud entre ambas formas, aunque alternadas, brinda la posibilidad de leerse como un sexteto y una octava real.

Soneto guibelino es una propuesta experimental para quienes les gusta ejercitar nuevas formas; ser auténtico en la manera de decirlo y ejecutarlo. Nada es absoluto, solamente aquel que se cierra en el ostracismo se pierde la oportunidad de aventurarse definitivamente en la poesía como un buen artesano, obrero de la palabra; tal vez, a fuerza de insistir encuentre la lucidez para iluminar su propio caminar por los vericuetos de la metáfora y, deje a un lado, los temores que le sujetan en el rincón de los olvidos.

 

Amarielo

Alternancias: Dos tercetos contiguos:  un sexteto. Dos cuartetos contiguos: una octava real.

 

Amarielo es el color antiguo

del oro, que por su arte exiguo

no lloro, su valor fútil exiguo.

 

Decir que el rojo imita al escarlata

y es más vistoso que un doblón de plata

para comprar lo vano que da lata

ni es tanto si en tu cartera resalta. 

 

Decir lo anterior parece sencillo

a mano, por ser infiel al bolsillo

humano y carecer de un panecillo.

 

Ruedan, ruedan  montones de obeliscos

como olas que cincelan altos riscos

defienden las pasiones y ventiscos

y dan alivio de amores ariscos.

             

  Alternancias:

Sexteto

Amarielo es el color antiguo

del oro, que por su arte exiguo

 no lloro, su valor fútil exiguo.

Decir lo anterior parece sencillo

a mano, por ser infiel al bolsillo

humano y carecer de un panecillo.

 

Octava real

Decir que el rojo imita al escarlata

y es más vistoso que un doblón de plata

para comprar lo vano que da lata

ni es tanto si en tu cartera resalta.

Ruedan, ruedan  montones de obeliscos

como olas que cincelan altos riscos

defienden las pasiones y ventiscos

y dan alivio de amores ariscos.

 

Juega, juega Poeta,

que la vida no es tan estricta,

y sí, el alma del poeta constricta,

por eso yo te convido

a que salgas ya

del rincón del olvido.

El alba y su esplendor

 

Heptasílabo.

El perfil que trasiega

el arte y la tintura

eleva su textura

al matiz de su color.  

 

como estatua griega

su voz y arte reclama

baña en ellos el alma

del bellísimo folclor.

 

El alba y su esplendor

el paisaje y la natura

 le abraza con ternura.

 

Canto y danza con pasión

le da el toque al corazón

en el lienzo y su figura.

 

 

 Anudas

 

Endecasílabo

Dístico, terceto, cuarteto y quinteto.

 

Al roce del lóbulo izquierdo, ruego

atizar mil historias como fuego.

 

Sólo tú eres capaz en mi asirlas,

sacarlas de las páginas de cuentos

y estrecharlas en mi cuerpo y vivirlas.

 

Ese roce soñado, tengo dudas

si es candente no lo siento en mis poros

donde el aire expirado en sí la anudas

como en alas de pájaros canoros.

 

Esa lengua atrevida que convoca

al amparo de tu húmeda garganta,

al adentro de tu boca en mi boca

el ósculo sentido que provoca

el sabor de tu amor que a mí me encanta.

                                                                         

…y que en mi alma canta. 


La luna

 

Octosílabos

 

Yacen algas en la arena

transparentes y sin pena.

 

magia, poción y brebaje

como pliegues del  amor

iluminan breve el paisaje.

 

Cuelga brillante la luna

asida de su  blancor

del rayo brota locura

y del oleaje su fulgor.

 

Terciopelo de espuma

que espejea tu esplendor

agua, luna  y la bruma

imagen  que se disfuma

en su imaginario andador.



Las flores

 

Soneto isabelino dodecasílabo.

 

 

Fue tu vida,  Poesía de amor eterno

brotada de un corazón puro y tierno.

 

Son las flores  el pasaje inadvertido

ante la ignota añoranza del regreso,

el rosario con su cruz que invita al rezo

a las manos adoradas que han partido.

 

Poco a poco el rosáceo de tus manos

tornará a la palidez del no retorno,

frente al Cristo que luce como un adorno,

y guiará tus pasos como buen hermano.

 

Así el Padre tendrá en su divina gracia

a la hija, hermana, madre y ser humano,

y la guiará a su destino hacia lo arcano,

donde el Cielo es cierto y no es una falacia.



Las flores

 

Guibelino dodecasílabo

 

Fue tu vida,  Poesía de amor eterno

brotada de un corazón puro y tierno.

 

Son las flores  el pasaje inadvertido

el rosario con su cruz que invita al rezo

a las manos adoradas que han partido.

 

Poco a poco el rosáceo de tus manos

tornará a la palidez del no retorno,

frente al Cristo que luce como un adorno,

y guiará tus pasos como buen hermano.

 

Así el Padre tendrá en su divina gracia

a la hija, hermana, madre y ser humano,

donde la muerte y vida por fin se congracia

Y guiará su destino al recóndito arcano

Donde el Cielo es cierto y no una falacia.

Guibelino heptasílabo

Quintilla, cuarteta, tercerilla y pareado.

 

 

Difusa la palabra

la retórica elige

la semántica agota

así una a una anota

cada virtud que rige.

   

El Vate soñador

 le adhiere letra al canto

y el verso, entre tanto,

construye su dolor.

 

Así, la rima clama 

 por la luz crepuscular

 que alumbra y luz derrama,

 

y se va huyendo leve

 cómo la aurora breve.



Iría

Sonetillo tradicional asonante heptasílabo más epílogo

 

La perfección del rostro,

desglosa sinfonías

poema en armonía

esbozo virginal.

Despiertan alhelíes,

dispersos en el agua.

cual leves mariposas

untadas al cristal.

 

El eco de las casas

asoma sus ventanas,

cual brisa de mañana.

 

La claridad del cielo

alumbra la alborada,

su imagen reflejada.

 

Epílogo

Anáfora de sueños

inmersos y absolutos

do la verdad abrupta

desaparece.

 

con su mirada recia

escudriña las almas,

que el cristal y la lluvia

desvanece.


Exhausta la nota

Guibelino Alejandrino.

 

Aun exhausta la nota no deja que se pierda

la comunión de tu alma, puente, violín y cuerda.


Al suave toque en silencio de tus ansias

el arco no alcanza a vibrar la investidura

maúllan las notas de placer por su fragancia

con el leve roce al diapasón por tu figura.

 

Estacato y silencio piceas afinadas

en el mágico escape las efes de Houdini

posa tenue en la piel como letras entonadas

deslizando su tacto el virtuoso Paganini.

 

Alcanza el tono en el diapasón de tus caderas

y vibra tenue el cordal los latidos de arlequín

busca el roce final en el fondo de madera

en el exacto larguero del alma del violín.


                        Tomados del libro Soneto guibelino de mi autoría

 

 

 

 

 

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