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miércoles, 25 de mayo de 2022

Estudio crítico a Despertares de la Dra. Mary Guzmán


Por el MSc. Guillermo Beltrán Villanueva.

Tijuana, baja California, 25 de mayo de 2022.

Escribir sobre la poesía femenina, no es tarea fácil y mucho menos entender su texto desde la perspectiva del género opuesto, por la particularidad de sentimientos sublimes de la mujer enamorada, dolida y/o sensual; más aún, con la característica particular de amar, en la cual reúne toda clase de amor que le es virtud conceder: el amor filial, materno, apasionado, protector o contrario a los momentos de despecho y rencor.

 Esto lo siento en la prosodia del verso de muchas escritoras cuya intensidad y delicadeza puede representarse como la más bella melodía o el estruendo y reverberación de sonidos discordantes, difusos y confusos, acorde al momento pasional, emotivo o reflexivo, todos esos estados reflejados en cada poema de los más diversos estilos.

Con mayor razón, cuando quienes escriben están acostumbradas a decir las cosas como son, sin limitaciones ni sobriedades.  Dispuestas, sobre todo, a romper las reglas con el único propósito de decir su verdad: su actitud frente a la vida y el inmenso amor y respeto por las letras; el estilo directo de entablar diálogo con su inspiración, el objeto del poema y con el poema mismo.

  La mujer sabe que escribir poesía es rondar la locura más dulce o amarga en la que puede vivir inmerso el ser humano; el único estadio comparable al éxtasis más profundo de la vida, la entrega y la pasión fundidos en un sólo sentimiento.

 

“Los que aman, perdonan

liberan a su prisionero

dejan ir con gratitud

ríen, lloran

viven y dejan vivir…”

(Los regalos del amor. P. 34).

 

Este poemario, es una magnífica propuesta que aclara la teoría musical del Universo; los colores, los sentidos y las emociones. No es fácil desanclarse del mundo terrenal donde abunda el dispendio y la locura; donde la sinrazón reclama. Todo ello nos obliga a repensar que sí existe una concordancia de los sentidos con el firmamento; que el pensamiento mismo nos sustrae y atrae al infinito.

 

“la puerta dorada es destello silente

suspendida en el mar abierto

irradia

el tiempo…”

(Solsticio. p. 78).

 

Debo decir que este poemario lo leí apenas hace unos cinco días después de superar la crisis de una bronquitis aguda ya que el malestar y los medicamentos que me mantenían en un estado casi cataléptico no me permitía leer más de unas cuantas líneas y eso me causaba un desasosiego. Justo el día que precedió el último tratamiento, me acerqué a la ventana para leer con la luz de un nuevo día y recorrer toda la historia que Mary Guzmán nos ofrece en Despertares.  

 

Poco antes, leí la publicación del poeta, mi amigo el Dr. Mauricio Sergio Martina.

 

“Interrogante Primigenio

21 de mayo de 2022.

Un perfecto y contundente cuadrado hecho de blancas piedras ahora me abarca; hay también madera y un negro y fornido portal de hierro sin sarro y no muy alto. En mi cabecera ahora se mecen en danza constante, incansables... ¿adagios, sueños? Pensaré que sueño, o… ¿soñaré que pienso? Tal vez no ¿y si soy el soñado? Torno al interrogante primigenio. Peregrino sin motivo ni destino, en un juego infinito que despertó el universo”.

 

Acudieron a mí miles de ideas para desentrañar el misterio del libro ofrecido por la escritora, poeta, terapeuta, abogada, Mary Guzmán que aborda en Despertares.

 

Mueve tu dolor,

no le permitas anidar en tu cuerpo,

danza con él,

sacude sus puertas y ventanas,

desenreda sus finas capas

descubre los oscuros aposentos

destruye sus máscaras

penetra en sus grietas

encuentra sus laberintos.

(Dolor, P. 23).

 

En ese momento tuve la sensación de que el poema primigenio describía la totalidad de la obra, desglosada amorosamente en las mil y una perspectiva que cada uno enfrentaba al contagio, un universo de sensaciones, tal vez vividos por ella misma o en el conglomerado de personajes identificados con el protagonista por medio de la anagnórisis; nosotros, los otros y ella.

 

“Me busco entre los otros

en los rostros sin nombre

sin historia,

desnuda(o)

sin máscaras, ni oropel

siendo lo que soy…”

(Búsqueda. P. 29).

 

Somos uno sólo con el Universo, en el que nos recreamos con cada nacimiento y transformación de nuestros componentes (que no mueren), en una armonía indisoluble, subyugada por el amor, única fuente de energía absoluta; la cual, aunque en alguna parte del poema, suplica, es capaz de imponerse ante las adversidades, ante los retos de la propia existencia.

 

“Los versos destilan dolor,

melancolía gestada en la tristeza

dolor sordo, hueco

apropiándose del cuerpo sin permiso,

en la oscuridad profunda el crisol de la herida punza

dolor dentro del dolor,

irredento, despiadado, devora las entrañas.

(El dolor sana. P. 22).

 

Repito:

 

“…en la oscuridad profunda el crisol de la herida punza…”

 

Durante mucho tiempo la ciencia aseguró que en el universo reina el vacío, la inexistencia, la nada, como un vasto no componente del universo. La oscuridad absoluta, profunda. Y eso por supuesto ha sido una contradicción. ¿Cómo podría existir algo no existente? Las nuevas teorías nos hablan de una alta concentración de energía en un componente no percibido por los sentidos humanos, en cuyo espacio oscuro, vacío, la nada, existe algo que hemos rebautizado como la melanina.

Este componente es fuente, a su vez, de la luz, la energía en toda la acepción de la palabra, la cual no tiene barreras, pues se manifiestas desde el interior de la materia misma como fuerza generadora de la cohesión atómica y sus componentes. La melanina dota de color a la piel y se manifiesta en los vegetales como clorofila, de la cual, muchos estudiosos han abundado, en la misma naturaleza mezclada con la energía del sol para transformarse en composta donde la simiente florece de nuevo, más no considerada como componente receptor en nuestra piel y en el iris de los ojos; elemento que absorbe toda energía cósmica para que en una etapa simbiótica sintetice con las vitaminas y minerales, los nutrientes para integrarse en uno con el ser vivo y el infinito.

 

“En la noche eterna, sin mañana ni esperanza

cual mensajeros los versos llegan al corazón

tejiendo la más bella danza

susurran en el alma”.

(El dolor sana. P.  22).

 

Es a su vez esa danza los sonidos del universo que buscan interpretar la armonía con los seres vivos entre ellos los humanos; viajan con los colores del viento, como dice la poeta y tiene razón, ese negro infinito estalla en miles de tonalidades para que en conjunto se conviertan en rayos de esperanza.

Se me revelan sin querer los bellos versos del Poeta Horacio Aníbal Vilardel, quien expresa su dolor y resignación:

“Escribo:

“…por todos los umbrales que ha cubierto

(de esa materia humana)

la abundante pobreza,

por ese presente efímero e incierto

de una ventana abierta

que canta la alegría

de una familia sentada a la mesa”.

 

Las ideas a punto de estallar, de darnos pistas para empezar a bosquejar, a proyectar, corregir, borrar, volver, insinuar este estudio. Llenar el alma de energía para luego estallar cual bengala que ilumina mi corazón y remedie los males que nos aquejan al no proveer las respuestas que esperamos, pero que insistimos en tejer nuestros anhelos que aviven esperanzas con su lirismo. La luz se dispersa por el firmamento hasta llegar al horizonte de nuestra mirada; venero de luz infinita, absorta por esa manera de mirar nuestra existencia. Conjunción poética de las teorías más atrevidas.

Las ideas que deambulan entre la razón y la sinrazón; entre los pensamientos y los sentimientos. La energía misma que subyace en la luz, en toda manifestación radial de los astros; en la presencia y no, de las mismas estrellas que por su distancia sabemos o suponemos su inexistencia o al menos en un pasado muy remoto.

Más allí está su luz a millones de años de distancia cuyo halo apenas percibimos en un pasado glorioso manifestado hasta ahora.

 

“La poesía nacida en el dolor,  sana

encuentra la verdad en el silencio,

silencio dentro del silencio

trascendiendo los ilusorios ecos

de la miseria humana”.

(El dolor sana. P. 22).

,

Mary Guzmán, en cada poema diserta y propone una filosofía de la vida basada en el amor, en la única relación posible para prolongar nuestra existencia; a través de ese filtro mágico que depura lo mejor de uno para la supervivencia de la especie. Esa energía divina que nos fue dada no es la razón, ni la religión, ni la ideología impuesta con sangre, dolor y lágrimas como herramienta de dominación, sino con la más pura esencia del ser humano: el Amor.

 

“…la música del viento se tiñe de colores

estremecen los profundos laberintos

portales del tiempo se iluminan

es palabra sin sonidos

irradiando silencios”

(Soledad. P. 27).

 

Aristóteles en su Arte poética, nos explica los diversos componentes de la poesía, las formas de expresión, motivos y modos comunicativos, más en cualesquiera de sus formas existe un ente creador, él o la Poeta en la cual se reviste de cierta peculiaridad que participa de las cualidades de la idealidad, espiritualidad y belleza propias de la Poesía.

 

Extraes la belleza fugaz de los poemas oxidados

ayer, estelas luminosas del alma

hoy, pálidos vestigios de heridas

ocultas con gloria y oropel…”

(La llama de la vida. P. 32).

 

Sin duda la forma en que se cuenta cada historia a través del poema identifica su profundidad, motivo, tema y el subgénero que ha de emplear el sujeto.

Es así como en el primer poema percibo una síntesis o sinopsis sobre la intencionalidad del poemario, el llevarnos a un estado emocional vivido o por vivir como si redujera todo el libro en ese primer poema. Ahí percibimos la historia que nos cuenta perfectamente estructurada en la forma y ésta, entonces, se convierte en fondo.

 

“…silencio dentro del silencio

trascendiendo los ilusorios ecos

de la miseria humana”.

(El dolor sana. P. 22).

 

La Tragedia, un género dramático caracterizado por la representación de temas graves que llevan a su protagonista al dolor y sufrimiento contados a partir de las peripecias o introducción de la historia y plantea las  causas y efectos de las acciones primarias; la anagnórisis o clímax; es decir, la identificación del espectador o lector con el protagonista del drama que nos presenta, en este caso el poemario nos habla del contagio por Covid que a pesar de la similitud con otras enfermedades respiratorias endémicas nos ha llevado a una patología distinta, a situaciones dramáticas y a desenlaces trágicos o pathos: fobia, miedo, sufrimiento…

 

“Habla tu dolor,

libera las palabras

que aprisionan la garganta

y punzan en tu pecho…”

(Dolor. P. 23).

 

Destaca también la manera de cómo desarrolla la historia total de la obra: en las tres unidades que distinguen a la tragedia: tiempo, espacio y acción.

Despertares de Mary Guzmán nos muestra en la agnición o anagnórisis el conocimiento mismo; el afán de aprender y comprehender nuestra experiencia y nos identifica plenamente, pero va más allá, nos lleva a un estado mental de reflexión y comprensión sobre las adversidades, entender la catarsis como el medio de purificación emocional y espiritual, la misma patología que la autora experimenta, considerada como la capacidad que tienen las palabras de generarnos emociones y sentimientos.

Recuerdo a mi maestra de Guion Cinematográfico, la escritora venezolana Yajaira Coromoto González quien nos decía:

Uno busca emocionar con sus historias, ahora bien ¿Por qué? porque al emocionar creamos empatía en el espectador, de esa manera nuestras historias pasan de ser simples historias a obras de arte”. (Coromoto, G. Yajaira. El guion cinematográfico. Clase magistral. Enero de 2021).

Luego entonces, nuestras obras deben representar emociones y esto lo logra muy bien nuestra amiga Mary Guzmán con Despertares.  

 

“Frente Al mar se ensancha mi conciencia

ahí, me encuentro con todos los caminos.

los tuyos, los míos…

…los tejidos con sueños, secretos,

luz y sombras de olas silenciosas

que hila y deshilan…”

(El mar. P. 72).

 

Diré que Mary me llevó a esos momentos vividos durante el primer contagio cuando “Desde mi soledario”, en el cuarto contiguo a la alcoba de mi esposa, velaba su respiración conectada a la máquina, a veces el ruido que ocasionaba la bomba era más fuerte que el mínimo aliento de mi esposa por capturar el oxígeno para sus pulmones…

Se reveló ante mí el texto del poeta Ricardo Isaac Vilardel publicado el 12 de mayo de 2022.

 

“"En el brusco huir de las pesadillas –sudor helado en la piel, los ojos de pronto grandes y las manos que buscan asir algo –, la oscuridad tibia de la noche abraza al que despierta. Con cuidado y sin candela, sentado en la cama, náufrago ciego en mar de aceite negro, mira hacia todo allá vigilando que no lo siguieran las monstruosidades difusas de sus sueños.

"¡Si pudiera dormir un rato, solo un rato con la mente hueca…!".

Fragmento de "El amargo espesor del sueño".

En aquel entonces, despacio me acerco en la penumbra hasta poner mi mejilla en su aliento y sentir un poco de aire cálido que me diera la seguridad de que mi esposa aún vivía. Sus labios pálidos llamaban al beso, por respeto sólo los tocaba para humedecer con un trago de agua su resequedad…

 

“…Seductores secretos

hechizan los tibios labios

derraman ternura en los ávidos momentos…”

(Soledad, p. 27).

 

Deslizaba mi mano a su frente: 38.3º C. No me creía y me pedía el termómetro. Una leve sonrisa reafirmaba lo dicho por mi mano. Oxigenación: 82. Pulso 69. Paños húmedos, aplicación de medicamentos, contemplación, veneración… Me retiraba a mi cuarto…

 

(“…Lágrimas sin rumbo,

lágrimas de ríos subterráneos

alimentando océanos de tristeza en el alma”.

(Lágrimas. P. 31).

 

Fue una experiencia terrible, pero aprendí que aquello al que le llamaba coloquialmente “amor” no era para nada comparado con lo que en ese momento representaba. Me decía a mí mismo: “esto que siento por ella va más allá de toda comprensión, supera con mucho la dimensión que le había dado a ese sentimiento, era casi nada”, entonces supe que no le había amado tanto como a partir de esos momentos, cuando el desvelo, la inapetencia, la energía brotada de no sé dónde para mantenerme alerta varios días, me daba un poder extraordinario que energizaba mi cuerpo y engrandecía mi corazón.

 

“…el alma vibra con los colibríes

emisarios de magia y encuentro

sin letras ni verbos…”

(Soledad. P. 27).

 

Y esas emociones que Despertares revive hoy son para mí como un nuevo aliento, una fuerza ignota en el corazón que nos llena de Amor y sobre todo de Esperanza.

 

“Bendecidos los que aman

de ellos es el amor

la sanidad, la locura,

la poesía…”

(Los regalos del amor. P. 34).

 

De esa manera la poeta, al fin psicóloga, se adentra en nuestras almas y nos ofrece como redención nuestras propias respuestas, una especie de terapia en la que las pesadillas las convierte en dulces juegos oníricos, quizás con un final infeliz, pero que nos identifica con un nuevo poder, una nueva herramienta como es la resiliencia capaz de convertirnos en el águila que una vez arrancadas sus alas, destrozado su pico vemos renacer en nuestro espíritu  para ser capaces de volar a través de los vientos arcoíris que ella nos ofrece, llenos de frescura y nuevo aliento para superar nuestras adversidades.

 

“Encontraron refugio en el fondo del tintero

doloridas, defraudadas y silentes…”.

(Palabras silentes. P. 38).

 

Gracias, querida Poeta y terapeuta, Mary Guzmán. Haz hecho la tarea de empoderar de nuevo nuestro espíritu.

1 comentario:

  1. Hola maestro. Con todo respeto y sin afán de contradecir, pienso que más que un estudio crítico, es una verdadera Antologia de la obra poetica de Mary Guzmán.
    Ha despertado con ella, una verdadera ansiedad en mi ser por conocer esta obra que promete ser una fuente de agua fresca, en medio de este desierto que cuyo pandemico sol aún calcina y fatiga.
    Felicidades Poeta y terapeuta Mary. Que tenga un verdadero éxito en este proyecto . Bendiciones!

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