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miércoles, 1 de febrero de 2023

Una lectura crítica al cuento "Iré por ella"

  

Entre Cuentos y Otras Realidades

Una lectura crítica al cuento "Iré por ella"

Por Guillermo Beltrán Villanueva.

31 de enero de 2023.


Primera Parte

Gracias, maestro, amigo Fernando Quirós Andrade. Tengo en mis manos tu obra “Entre cuentos y otras realidades”. De inicio, el título nos invita a reflexionar sobre la escritura, esas páginas del cuaderno de apuntes donde se desliza la pluma para escribir a manera de cuentos nuestros avatares, la visión del mundo que nos rodea, nuestras desventuras y alegrías, los momentos felices en familia y con amigos y, sobre todo, entre escritores y amantes de la literatura.

No es fácil escribir, se es necesario tener un alma sensible y un espíritu intrépido para atrevernos a desnudar nuestro corazón, platicar con los lectores, expresar nuestros sentimientos más íntimos, nuestros miedo e ilusiones.

Al leer doblemente tu obra, la primera vez como editor y la segunda como lector y crítico, me obligó no nada más al trabajo de corrección, sino que al adentrarme en los vericuetos de cada historia me acercó más a tu persona al ir descubriendo ese hilo que anuda las esperanzas, las inquietudes y destrezas por superar las dificultades de cada personaje, momento, situación, drama, tragedia y desenlace.

No siento haber terminado la edición, pues quedaron pendientes reuniones contigo, Fernando para afinar detalles en el texto, pero las contingencias que nos envolvieron durante la pandemia no nos permitieron seguir trabajando el material personalmente, pero al menos hice un sencillo aporte a tu obra.

Iré por ella

Es el cuento que inicia la aventura, en ella Fernando marca el estilo e al contarnos una historia salida caos.  ¿O no es acaso la vida misma un caos de la que intentamos salir adelante sin heridas que mancillen nuestro espíritu?

Cuánta razón tiene Ana Karina Balderrábano al decir que: “…su primer libro de cuentos, que describe la relación de cosas extrañas que a veces suceden y no siempre se pueden explicar…”

En el relato el narrador nos describe:

El camino se veía oscuro y frio… un ambiente sórdido y tenebroso parecía llenarlo todo…

Con estas frases siente uno como lector un desasosiego que invade el lugar, un contar su propia vida, la que a futuro se desconoce y sólo nos brinda un atisbo de esperanza, ilumina a lo lejos la ilusión. Una inquietud críptica, la inquietud parabólica y religiosa de un hombre que no encuentra su propio camino en voz del narrador y el propio lector.

Sin duda una obra que divide a los lectores de manera irreconciliable para dilucidar cada relato, cada historia y el propio discurso que emplea Fernando que nos lleva a considerar su obra épica llamada a perdurar en el tiempo y sobre todo, enseñar a los escritores jóvenes, una manera distinta de narrar. 

Iré por ella nos muestra una historia al parecer confusa, creo que más bien nuestra mente se confunde al tratar de identificar el texto con el común de las obras que se rigen por reglas estrictas cuando la vida misma ni el pensamiento lo son. Pensamos, sí, pero como lluvia de ideas instantáneas para de ahí tomar la que nos ocupa o la que nos distrae de lo que queremos expresar. Así el cuento parte de un momento, hacia otro distante, donde se da el lujo de practicar todos los tiempos posibles que la física cuática nos brinda como posibilidades, una propuesta ¿moderna?, tal vez una que debemos considerar como algo nuevo para irrumpir en la dinámica clásica del relatario universal y renovar con bríos el arte de contar.

El tema religioso se da con cierta inquietud en el personaje, se cree o está muerto y el inmenso amor a su progenie le permite salir de ese estadio que conocemos como purgatorio, donde las culpas le echan en cara al personaje el desapego a la familia o a los sucesos que debe resolver de la mano con los demás, el tan sólo no estar presente en ese momento de dificultad de nuestros hijos.

Vemos en el decurso de las páginas la inquietud teológica del padre, desgarrada por la noticia y el clamor de su ayuda, la culpa y la expiación en su pensar, en su discurso interior, caótico, disperso, pero que lo libera como una parábola en el desierto.

La enciclopedia explica: .

La parábola designa una forma literaria que consiste en un relato figurado del cual, por analogía o semejanza, se deriva una enseñanza relativa a un tema que no es el explícito. Es, en esencia, un relato simbólico o una comparación basada en una observación verosímil.

Es evidente que en el cuento se refleja la lectura y estilo de un cuento kafkiano en la temática y composición de la historia. Un reto para todo lector que se precie de su agudez, como afirma Ana Karina:

“tratados con saltos en el misterio y el sarcasmo” …

En el cuento leemos:

“Aunque fuera lo último que hiciera, tenía que dar con ella en donde quiera que estuviese… “Aunque fuera lo último”,

Como si en la eternidad pudiera haber una última cosa por hacer…

Este contar kafkiano resulta significativo al tema que nos concierne y a nuestras apreciaciones. Expresa una realidad social en donde los truhanes, en la persona del novio de su hija han avasallado nuestra sociedad y el buen vivir de algunas familias se ven mancilladas por la decisión de algunos de los hijos por emparentar con esos monstruos de mil cabezas en que se han convertido muchos jóvenes.

 La obra supera en más de un aspecto, los problemas sociales que se han convertido en execrables actitudes de algunos jóvenes. Este relato, supera en sí el sentido Naturalista de la obra, la exageración fantástica y a veces ilógica como narra los sucesos, absorbe el acontecimiento cotidiano y lo lleva a una absurda monstruosidad.  

“El camino era oscuro y fangoso… un fétido olor a muerte invadía todo… el frio y la humedad parecían llegar a lo más profundo de sus huesos, pero no podía dejar de moverse…”

Es quizás un reto, el hecho de hacer visible ese mundo alienado en virtud del alejamiento artístico en la manera de narrar y presentar esta obra a manera de parábolas cada rasgo esencial de nuestra realidad.

Tiene razón Ana Karina al cerrar su diálogo con esta obra diciendo:

“…entre lo interesante y lo absurdo, pero siempre en un tono ameno y amigable para el lector”.

Así el cuento nos narra:

“En aquel momento el camino se cortó, mostrando ante sus pies un inmenso y profundo abismo, el más oscuro que jamás hubiera podido imaginar en su peor pesadilla…”.

Como dije, la exageración trata de liberar al corazón de esa terrible pesadilla del protagonista, no acepta los sucesos y en cambio exige aquello a lo que la moral indica, las buenas costumbres, la familia, el amor…

Es una provocación a usted, querido lector, y a su conciencia para guiarlos a la reflexión. Al reencuentro consigo mismo y lo que cada uno quiere para los suyos.

Continúa...


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