Entre Cuentos y
Otras Realidades
Una
lectura crítica al cuento "Iré por ella"
Por Guillermo Beltrán
Villanueva.
31
de enero de 2023.
Primera Parte
Gracias,
maestro, amigo Fernando Quirós Andrade. Tengo en mis manos tu obra “Entre
cuentos y otras
realidades”. De inicio, el título nos invita a reflexionar sobre la escritura,
esas páginas del cuaderno de apuntes donde se desliza la pluma para escribir a
manera de cuentos nuestros avatares, la visión del mundo que nos rodea,
nuestras desventuras y alegrías, los momentos felices en familia y con amigos y, sobre todo, entre escritores y amantes de la literatura.
No
es fácil escribir, se es necesario tener un alma sensible y un espíritu
intrépido para atrevernos a desnudar nuestro corazón, platicar con los
lectores, expresar nuestros sentimientos más íntimos, nuestros miedo e
ilusiones.
Al
leer doblemente tu obra, la primera vez como editor y la segunda como lector y
crítico, me obligó no nada más al trabajo de corrección, sino que al adentrarme
en los vericuetos de cada historia me acercó más a tu persona al ir
descubriendo ese hilo que anuda las esperanzas, las inquietudes y destrezas por
superar las dificultades de cada personaje, momento, situación, drama, tragedia
y desenlace.
No
siento haber terminado la edición, pues quedaron pendientes reuniones contigo,
Fernando para afinar detalles en el texto, pero las contingencias que nos
envolvieron durante la pandemia no nos permitieron seguir trabajando el
material personalmente, pero al menos hice un sencillo aporte a tu obra.
Iré
por ella
Es
el cuento que inicia la aventura, en ella Fernando marca el estilo e al
contarnos una historia salida caos. ¿O
no es acaso la vida misma un caos de la que intentamos salir adelante sin
heridas que mancillen nuestro espíritu?
Cuánta
razón tiene Ana Karina Balderrábano al decir que: “…su primer libro de cuentos,
que describe la relación de cosas extrañas que a veces suceden y no siempre se
pueden explicar…”
En
el relato el narrador nos describe:
El
camino se veía oscuro y frio… un ambiente sórdido y tenebroso parecía llenarlo
todo…
Con
estas frases siente uno como lector un desasosiego que invade el lugar, un
contar su propia vida, la que a futuro se desconoce y sólo nos brinda un atisbo
de esperanza, ilumina a lo lejos la ilusión. Una inquietud críptica, la
inquietud parabólica y religiosa de un hombre que no encuentra su propio camino
en voz del narrador y el propio lector.
Sin
duda una obra que divide a los lectores de manera irreconciliable para
dilucidar cada relato, cada historia y el propio discurso que emplea Fernando
que nos lleva a considerar su obra épica llamada a perdurar en el tiempo y
sobre todo, enseñar a los escritores jóvenes, una manera distinta de
narrar.
Iré
por ella nos muestra una historia al parecer confusa, creo que más bien nuestra
mente se confunde al tratar de identificar el texto con el común de las obras
que se rigen por reglas estrictas cuando la vida misma ni el pensamiento lo
son. Pensamos, sí, pero como lluvia de ideas instantáneas para de ahí tomar la
que nos ocupa o la que nos distrae de lo que queremos expresar. Así el cuento
parte de un momento, hacia otro distante, donde se da el lujo de practicar
todos los tiempos posibles que la física cuática nos brinda como posibilidades,
una propuesta ¿moderna?, tal vez una que debemos considerar como algo nuevo
para irrumpir en la dinámica clásica del relatario universal y renovar con
bríos el arte de contar.
El
tema religioso se da con cierta inquietud en el personaje, se cree o está
muerto y el inmenso amor a su progenie le permite salir de ese estadio que
conocemos como purgatorio, donde las culpas le echan en cara al personaje el
desapego a la familia o a los sucesos que debe resolver de la mano con los
demás, el tan sólo no estar presente en ese momento de dificultad de nuestros
hijos.
Vemos
en el decurso de las páginas la inquietud teológica del padre, desgarrada por
la noticia y el clamor de su ayuda, la culpa y la expiación en su pensar, en su
discurso interior, caótico, disperso, pero que lo libera como una parábola en el
desierto.
La
enciclopedia explica: .
La
parábola designa una forma literaria que consiste en un relato figurado del
cual, por analogía o semejanza, se deriva una enseñanza relativa a un tema que
no es el explícito. Es, en esencia, un relato simbólico o una comparación
basada en una observación verosímil.
Es
evidente que en el cuento se refleja la lectura y estilo de un cuento kafkiano
en la temática y composición de la historia. Un reto para todo lector que se
precie de su agudez, como afirma Ana Karina:
“tratados
con saltos en el misterio y el sarcasmo” …
En
el cuento leemos:
“Aunque
fuera lo último que hiciera, tenía que dar con ella en donde quiera que
estuviese… “Aunque fuera lo último”,
Como
si en la eternidad pudiera haber una última cosa por hacer…
Este
contar kafkiano resulta significativo al tema que nos concierne y a nuestras
apreciaciones. Expresa una realidad social en donde los truhanes, en la persona
del novio de su hija han avasallado nuestra sociedad y el buen vivir de algunas
familias se ven mancilladas por la decisión de algunos de los hijos por
emparentar con esos monstruos de mil cabezas en que se han convertido muchos
jóvenes.
La obra supera en más de un aspecto, los
problemas sociales que se han convertido en execrables actitudes de algunos
jóvenes. Este relato, supera en sí el sentido Naturalista de la obra, la
exageración fantástica y a veces ilógica como narra los sucesos, absorbe el
acontecimiento cotidiano y lo lleva a una absurda monstruosidad.
“El
camino era oscuro y fangoso… un fétido olor a muerte invadía todo… el frio y la
humedad parecían llegar a lo más profundo de sus huesos, pero no podía dejar de
moverse…”
Es
quizás un reto, el hecho de hacer visible ese mundo alienado en virtud del
alejamiento artístico en la manera de narrar y presentar esta obra a manera de
parábolas cada rasgo esencial de nuestra realidad.
Tiene
razón Ana Karina al cerrar su diálogo con esta obra diciendo:
“…entre
lo interesante y lo absurdo, pero siempre en un tono ameno y amigable para el
lector”.
Así
el cuento nos narra:
“En
aquel momento el camino se cortó, mostrando ante sus pies un inmenso y profundo
abismo, el más oscuro que jamás hubiera podido imaginar en su peor pesadilla…”.
Como
dije, la exageración trata de liberar al corazón de esa terrible pesadilla del
protagonista, no acepta los sucesos y en cambio exige aquello a lo que la moral
indica, las buenas costumbres, la familia, el amor…
Es
una provocación a usted, querido lector, y a su conciencia para guiarlos a la
reflexión. Al reencuentro consigo mismo y lo que cada uno quiere para los
suyos.
Continúa...
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