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viernes, 8 de enero de 2021

El Iván Versión 2

 


El Iván

Por Guillermo Beltrán Villanueva

Relato para adaptar a un corto metraje

Parecía temprano pero no lo era. La perspectiva con la que observaba la calle era igual a la que el recuerdo le llevó hacia algunos días. Esa vez la vio partir una vez más sin el eco de sus palabras; intentó decirle, amarle con sus letras, desinhibirse; ella, con la mirada oblicua e indiferente le cerró los labios, no intentó decir nada, sólo el silencio que le callaba su voz. Otra vez, el verso aquel nacido de la contemplación de su rostro, de su mirar lejano, de su pensamiento ausente, de su manera de vestir autómata su cuerpo endeble, ajado y sin la energía de antaño, no le permitió expresarse, como tantas veces ansiaba hacerlo, decirle su poema, escribir, consignar en sus apuntes sus ideas, no; si lo intentaba o al menos un poco de atención de su parte, no. Su mutismo era como la negación perpetua a que él le dijese poéticamente la verdad de su corazón. La miró partir y su voz interior, se desdobló en silencio para no ultrajarla; uno a uno el verso, una a una las palabras, una a una las lágrimas…  (“—Tu rostro disfrazado de versos impensados luce como lunas desgajadas la sombra niega la distancia como égloga cautiva del antiguo verso”).

Ahora regresaba de nuevo. Más enviciada, incluso más que él. Saldría a buscar trabajo. Le era imposible sostenerse. La vida lo había tratado duramente, desde la pérdida de sus padres, su destierro a otras fronteras que ahogaban sus recuerdos. Su encarcelamiento y expulsión del país extraño, su caída en la delincuencia, la drogadicción ¿Dónde quedaron los días de gloria cuando era reconocido como escritor, poeta, editor? Los días siempre grises, Nebulosos. Su perro Firulais, Noble, esquelético, estragado. Iván era ahora un vagabundo, un malandro pidiendo miserias con los vecinos a cambio de unos pesos para costear sus drogas, las que comparte con Laura. Sí, aquella que describía en sus anécdotas primigenias. Tisandie lo acogió de nuevo. La casa abandonada de sus padres muertos. O el viejo edificio abandonado, guarida de esperpentos como él. Deshechos. Podredumbre. Miseria. Ahí se arrinconaba con Laura para compartir sus vicios.

De vez en cuando recordaba sus días de gloria literaria. De vez en vez la observaba y desde la profundidad de lejanos ecos retumbaban sus viejas odas: El amor es la suave inspiración del verso, la piel que espera, ansiosa el tocamiento. Es el amor que se hunde y florece desde el fango, es la canción de la vida al vaivén de un triste tango… No pudo evitar musitar sus versos…

—Ya estás con tus pendejadas. Sal para buscar algo, un toque un globito, lo que sea. Algo de tragar.

—Sí Laura. Voy a ver quién me da trabajo. Tú sabes que me canso, me da la malilla y no puedo. Este pinche vicio que me está matando. Por más que lucho, no puedo.  Ah, de la pinga a la tanga, la mota, el piquete, con sorbete, el foco, el globito, el crac, ¡Maldita sea! Pero he de luchar y salir adelante. Regenerarme, ser alguien de nuevo. Regreso. Voy con don Memo, siempre me da trabajo. Jeje, también es muy descuidado y le puedo volar cosas para venderlas. Jejeje.

—No te tardes, estoy que me lleva la chingada. Ah, déjame decirte. Anoche te vino a buscar el Momo, si, aquel carbón que te le debes tanta droga y te le escondes. Traían algo en la cintura, ten cuidado.

La desesperación se apoderaba de él. Por más que se esforzaba y lograba un par de días sin consumo, poco a poco se acercaba a las drogas y caía de nuevo. Lo intentaría una vez más.  Eran las doce del día. Se dirigió a la casa donde siempre reparaban algo. Dejó a su Jaina, meretriz, musa o lo que sea. Y se llevó al firulais.

De pronto, un golpe seco, duro, en un costado, sintió deslizarse algo que le penetraba. Asombro, impotencia. Un leve empujón lo hizo doblegarse en la pared. Sin fuerza para levantar su cara. Algo caliente mojaba sus nalgas.  Temía tocarse, ver el líquido, olvidarlo, evadirse. Tenía que mover aquello que destrozaba por dentro. Una lucecita se diluía y apagaba la imagen a su alrededor. Sopor. Tristeza. Recuerdos. La negación lo invadía. Desesperación. “Tanto qué hacer. Corregir su vida. Así, un último esfuerzo. Asirse de la pared. Levantarse. Seguir. Seguir”.

(“Se asomó al patio y peguntó:

—¿Entonces qué don Memo? ¿Quiere que le ayude en algo?  ¿Usted sabe cómo? ¿No?

El señor lo vio no se atrevió a contestar.

Quiero recuperar mi vida, dejar las drogas, el robo, quiero bañarme, usar ropa limpia, devolver la vida que tuve cuando mis padres vivían. Sacar para el taco, ¿Usted sabe cómo? ¿No?

Ya tenía tiempo que rondaba por la calle. Algunas veces se acomedía a ayudar en reparaciones de casas.

—Mira Iván, la última vez me robaste las pinzas de corte que compré carísimas y, no se vale que me hagas eso. Te di comida durante tres días, te pagué 350 pesos diarios, sodas, lonche para llevar, algo de ropa y te vas con mis pinzas recién compradas.

—Ya le dije que con trabajo se las repongo. Usted sabe cómo. ¿No? (“Chin, no pensé que me había visto”). ¿Entonces, ¿me va a dar trabajo? Hágame el paro, le ayudo a que termine el piso de volada por algo de feria. Usted sabe cómo. ¿No? ¿Me puede adelantar algo? Necesito un flamazo para agarrar fuerza. Usted sabe cómo. ¿No?

Desde la otra calle se acerca Laura. Difusa. Confusa más que nunca. Parecía levitar, transformarse en la piltrafa que sería, no la que siempre ve lleno de amor. Como una voz lejana, le grita.

—Vámonos pendejo, Ese pinche viejo no te va a dar ni madres.

—Cállate, pendeja, sí me van a dar trabajo.

—Pues pide un adelanto, pinche verguero.

Angustiado, al borde de las lágrimas por sus luchas internas con su destrozada vida. Implora.

—Entonces qué, don Memo, ¿me va a dar trabajo? ¿Usted sabe cómo? ¿No?”).

El viejo seguía en su patio trabajando. Sintió frío. Una presencia. Volteo.

¿Eres tú, Iván? ¿Dónde estás? ¿Con quién hablas?

 Un murmullo se alejó con el viento. Se asustó, le pareció escuchar su última frase en voz queda, como un eco lejano y triste.

(“Si, adiós, Iván… Descansa)”.

Calles atrás el Iván estaba muerto.

sábado, 28 de noviembre de 2020

El Iván

 Ejercicio de clase: Un relato, cuento, anécdota, pasaje dentros de las características del Realismo.

El Iván

Señor. ¡Renta usted un cuarto?

Lo vi y no me atreví a contestar. Sabía de sus intromisiones al viejo edificio de enfrente, abandonado desde que cerró el correo postal, su consumo de drogas y su mal vivencia.

Quiero recuperar mi vida, dejar las drogas, el robo, quiero bañarme, usar ropa limpia, devolver la vida que tuve cuando mis padres vivían.

Era  común escuchar durante la noche los pleitos verbales entre quienes como él salían del edificio alegando cualquier cosa, golpeando paredes, tumbando botes de la basura ante los gritos de los vecinos exigiendo silencio.  Hacían caso omiso a los reclamos.

Lo observé detenidamente. Algo quedaba de aquel muchacho que acompañaba a su padre a reparar o ejercer la construcción; se les consideraban los mejores losetero. Tenía tanto trabajo en el vecindario por lo que todos conocían al padre y al Iván. Muchacho taciturno que aspiraba vivir en los Estados Unidos, experimentar esa vida extraña para los latinos; le ayudaba a su padre un poco ajeno en pensamiento y acción por lo que constantemente su padre le regañaba.

Sí, Pa.

En realidad no le ponía atención.

Años después regresaba de esa aventura americana, donde sus sueños se convirtieron en pesadillas y la “maravillosa vida a la americana” fue muy diferente a como le contaron, se dio cuenta todo lo que enfrenta el trabajador mexicano que emigra, quien de ser un mexicano de clase media se convierte en un migrante hundido en la pobreza y sin alcanzar el mínimo derecho como ser humano. Acaso vuelto esclavo, inmerso en el consumismo que absorbe todo esfuerzo por lograr un estatus social, pero que es en realidad una forma sofisticada de  control, enajenamiento, pérdida de valores e identidad y costumbres del país de origen. 

Enfrentado ante la realidad que viven los migrantes en los Estados Unidos; sin oportunidad de estudiar, de  contar con servicios sociales, un hogar, un trabajo honesto, le fue fácil caer en la delincuencia, la obtención de dinero por medio del tráfico de drogas menores. Siempre de la mano y vigilancia de los poderosos, la Policía, la CÍA y la DEA, elementos que se pasean en los barrios bajos buscando sin encontrar, fieles a la máxima “dejar pasar” “dejar hacer”, saludando negros portentosos, con cadenas de oro de quilotes de peso, no de quilates, que los joroban y enorgullecen al paso mientras ruedan  por el vecindario sus enormes vehículos descapotados con los aditamentos más sofisticados capaces de reproducir imágenes virtuales sobre ellos de bailarines de Rap, Soul  Blues, Ragtime, Jazz, Góspel, House o el Hip Hop.

Iván inmerso en la fantasía americana y la facilidad del dinero se hizo adicto, el primer consumidor de su propia mercancía y deudor eterno ante sus proveedores. Lo llevaron preso en un intento de robo, terminando ahí su propio sueño. Ante la opción de pasarse la vida tras las rejas como le hicieron saber, decidió solicitar la expulsión del país norteamericano y terminar con esa aventura. Un guardia latino le contó sobre las políticas de las empresas que manejan los reclusorios del los Estados Unidos, consorcios prestanombres de políticos que reciben enormes cantidades de dinero por cada preso que resguardan, entre más tiempo permanezcan, más dinero para las compañías, por lo que  existen las consignas entre los guardias de ocasionar protestas, pleitos, toma de celdas, patios, enfermerías, comedores, por líderes con la orden de dejar crecer los choques, tomas de sitios, peleas y hasta asesinatos y proceder brutalmente. Ello resulta en extensiones de penas para mantener confinados a los presos más vulnerables, negros, asiáticos, mexicanos, centro y sudamericanos e indios originales de los Estados Unidos desterrados en sus propios territorios.

Mira, dijo, por eso estoy aquí, gracias a manuel, el guardia mexicoamericano que me contó en detalle lo que sucede en ese país gobernado por las corporaciones.

El Iván demostraba tener bastante información de ciertas cosas que no sabe el común de la gente. Lo que me contaba, si era una historia inventada tenía tanto sentido y verosimilitud que me sorprendía. Bien dicen que la realidad se sustenta desde cada ser humano, de su propia subjetividad. ¿Quién puede dudar de ello, después de ver la debacle en que nos llevan las pandemias que padecemos? Sí, la pandemia de salud, de desinformación, de la realidad virtual en un mundo enajenante; de la incredulidad por las teorías de conspiración que nos hacen dudar de la gran mortandad.

Ya tenía tiempo que rondaba por la calle. Algunas veces se acomedía a ayudarme en reparaciones de la casa y los cuartos que rento. De alguna manera abonaba a la idea de rentarle un cuarto. Conocía de todo, como su padre, de quien supe que los vecinos le requerían sus servicios. Si el señor no sabía reparar algo se empeñaba en aprender, desarmaba todo lo que le ponían en sus manos, lo hacía escribiendo en una vieja libreta para usarla de guía en la reconstrucción del artefacto, una vez sustituida la parte reparada o reinventada a partir de otros componentes, simulaba su funcionamiento, lo instalaba y entregaba al cliente. Satisfecho como lo demostraba la sonrisa dirigida al hijo quien le observaba detenidamente.

Así es como el Iván aprendió y sobrevivía ahora para sus vicios.

La Maggy me contó que cuando Iván regresó a la casa paterna la encontró vacía, saqueada, abandonada, en ruinas. Sus padres no resistieron su ausencia, su abandono. De pronto el anciano padre se marchitó, ya no tenía a quien transmitirle sus conocimientos, a ese hijo que era su propósito y motivo. Fueron años de sufrimiento que no resistió, ni su esposa abandonada a la suerte del jefe de familia de quien recibió una buena vida, si no de bonanza, sí de satisfacción plena como mujer, como ama de casa, madre y esposa cuidadora del padre e hijo. Todo ello desapareció al marchitarse la vida del anciano. De contar con lo más elemental al vacío absoluto de despensa, alumbrado, gas, agua, nada tenían. La mendicidad se apoderó de ellos. Pronto la caridad vecina se cansó y de su existencia vacía precedió la muerte de ambos en un cuarto oscuro cuyo mal olor en el vecindario les hizo allanar la vivienda encontrando a la pareja abandonada y sus cadáveres abrazados.

Hurgando entre los escombros Iván encontró la libreta de apuntes de su padre. Entre las manchas de humedad y hongos distinguió su nombre en la primera página y algunos rasgos que parecían decir: Para mi hijo Iván. En ese cuadernillo se alojaba la sabiduría de un hombre que soñó que su hijo convertiría en bienestar para sí mismo en base al trabajo honesto y dedicado.

—Ivan, te he visto drogado, borracho, vociferando, golpeando objetos de los vecinos, portones, autos, todo eso a media noche. Es claro que sigues mal. Mi negocio es rentar. No puedo fiar, ni permitir que no me paguen. De eso vivo. En estos días de pandemia dejé de cobrar tres meses para que salgan adelante mis inquilinos. Me han puesto en una situación precaria, pero puedo salir adelante. Los impuestos siguen igual, el gobierno actual argumenta que ayuda a la gente y sí lo hace, veo largas filas en el telégrafo de gente humilde y ancianos cobrando la ayuda, pero no perdona un solo centavo de impuestos. Entiendo que los necesita para ayudar a la gente humilde. Sé que el gobierno adelgaza la nómina, que se redujeron sueldos, pero falta mucho para que sea un gobierno social, incluyente, todavía la gente hace muchos sacrificios para sobrevivir.

Te daré ropa. Te permitiré bañarte en el cuarto del patio. Quiero ver que cambies, que te asees, la presentación es muy importante cuando buscas trabajo. La gente debe confiar en ti, que ya no robes para drogarte. La última vez te llevaste parte de mi herramienta. Sí, recuerdo que lo aceptaste y prometiste compensarme su valor con trabajo.

¿Entonces, ¿me va a rentar un cuarto?

—No.

FIN

sábado, 21 de noviembre de 2020

Qué género elegí para Ciudad desolada

 He seleccionado la novela posmoderna como punto de partida para mi trabajo, sus elementos principales para ambientarla y describir sus personajes, acciones y consecuencias, sus posibilidades e imposibilidades y la ambientación de una “Ciudad desolada” en el año 2022. En ella tomo algunos elementos de otras novelas como la distópica planteando un mundo de contradicciones en los métodos de conducción del ser humano en la sociedad que podrían llevarnos a la injusticia y la inmoralidad aceptados como modo de vida, en un submundo degradante, inexistente, apocalíptico posterior a los estragos de la pandemia.

Una justificación donde expliques de manera argumentada porqué los elegiste y cómo se adaptan al objetivo e idea de tu novela

Las características de la novela se apega más a describir al hombre posmoderno que vive el hoy, el uso de la computadora y la tecnología para publicar; las plataformas virtuales, la producción y la facilidad para corregir y promover lo que se escribe, el uso indiscriminado de las  redes sociales en donde lo efímero es más importante, el hoy, la idea instante, más que crear una escritura de calidad con la capacidad de trascender más allá de ese ahora. Por otro lado la influencia de la religión y la espiritualidad que se debate entre el ateísmo, la duda, la posibilidad de crear su propia espiritualidad regida por la amoralidad que pone en duda   al ser moral regido por los cánones pseudorreligiosos, contra el ser moral “moderno”  quien se rige por la incredulidad de las bases religiosas fundamentalistas basado en su propia visión o en las investigaciones científicas que dan soporte crítico para cuestionar lo establecido. El uso del lenguaje cotidiano, popular, reforzado por los modismos, y el lenguaje virtual del que echan mano para comunicarse a base de emoticones, abreviaturas, simbologías posmodernas para representar desde un MSM, un mensaje en WhatsApp, en Messenger, en Instagram o las frases sintéticas del Twitter, así como los tecnicismos de la mecatrónica, la ofimática, a veces combinadas con las imágenes, las metáforas y una suerte de licencias informales de la expresión virtual seudoliteraria.

 Los grandes vicios del posmodernismo como el exagerado consumo de aparatos tecnológicos de comunicación que nunca terminan de corregir imperfecciones, la actualización de programas tampoco terminados, con tareas cada vez más complicadas; las diversas concepciones de la justicia y el ambientalismo que se debate en la defensa del planeta en extinción y la acumulación de riqueza de unos cuantos a costas del consumismo mayoritario. Todo ello nos lleva a una relatividad que pone en duda los nuevos conceptos o normas sociales y políticas.

La liberación personal es otro punto en que los personajes se debaten, los límites en cuanto a la persona misma y la otredad; el pragmatismo en que deambulan las ideologías religiosas, políticas, la moral; los usos y costumbres que rigen las modas, o los actos y decisiones de reivindicación como el nuevo indigenismo; el renacimiento inmoral del racismo hacia las minorías, el absolutismo político promovidos por los poderes de facto de las grandes naciones y sus ambiciones totalitarias y colonialistas. Y, sobre todo, la subjetividad con la que se toman decisiones para los cambios, limitados por los grandes intereses.

Si consideramos que la novela posmoderna echa mano de elementos de todas las que le antecedieron posteriores a los grandes conflictos del siglo XX, las Vanguardias, el Boom, el americanismo latino en la literatura y su contrapartida americana en el nuevo realismo; el uso de la ofimática en la producción literaria y el nuevo boom en las comunicaciones con el uso desmedido de las redes sociales donde todos juegan a mostrar la mejor apariencia. 

¿Por qué escogí a la novela posmoderna?

La novela trata todos esos conflictos de manera velada o  llevados por las circunstancias de los protagonistas, quienes sumidos en las adicciones, el engaño, el fraude, su  lucha por superar a los otros, su degradación como  seres humanos. Todo ello los conduce a la más terrible soledad y angustia de la que no podrá salir. Salvo por el amor.

La idea principal es escribir una novela desgarrada, fraccionada como la vida misma que se va construyendo con pasajes, decisiones e indecisiones, corrección de errores en la vida, ventajas sobre los otros, pero sobre todo la lucha interna sobre el bien y el mal. El personaje que deseo describir es un hombre duro, grosero, de la calle, que vive en un ambiente amoral y sórdido, producto de una niñez ultrajada por sus propios padres, lanzado a la calle donde la explotación lo llevó a las drogas, a vivir de las tranzas, el robo, el engaño. El personaje es descrito crudamente por sí mismo, su coprotagonista cuya presencia se observa subrepticiamente, de manera ocasional, sustentada por la ilusión, los deseos y recuerdos del personaje y en ciertos pasajes de la historia como una alusión poética nunca escrita. La narración se ofrece en diversos planos de tiempo y espacio, algunos atemporales y distópicos. El autor recurre a varios narradores quienes interactúan incidentalmente como testigos, lectores, críticos y descriptores y un narrador equisciente, creando una narración metadiegética. Entre los narradores se suman editores, impresores y lectores y ocasionalmente el propio autor, estos últimos como narradores extradiegéticos en conversaciones inverosímiles pero necesarias en la comprensión del contenido.

Es la lucha por existir en una Ciudad desolada por la pandemia que se oculta en la inconciencia de los personajes y  viven como si nada hubiese sucedido, sin darse cuenta de la realidad.

Experimento en la novela posmoderna, atípica, en la distopía inexistente del espacio y el tiempo y de los propios personajes, fantasmales ecos en tristes recovecos del alma.

 

Referencias

José Pimat. (2015). Tipos de narradores. 21 de noviembre de 2020, de Como escribir bien Sitio web: https://comoescribirbien.com/tipos-de-narradores/

Julia Máxima Uriarte. (2020). Posmodernismo. 21 de noviembre de 2020, de Caracteristicas.co Sitio web: https://www.caracteristicas.co/posmodernismo/#ixzz6eFKgtc5t

Adelaida Caro Laura Carrillo. (2020). Novelas de ciencia ficción. 21 de noviembre de 2020, de BNE Biblioteca Nacional de España Sitio web: http://www.bne.es/es/Micrositios/Guias/NovelaCienciaFiccion/Introduccion/

Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española (2014). «distopía». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). Madrid: Espasa. ISBN 978-84-670-4189-7.

 

Jordi Costa. (2014). El tiempo de la distopía. 21 de noviembre de 2020, de El país Sitio web: https://elpais.com/cultura/2014/10/01/babelia/1412173689_539421.html

 

sábado, 14 de noviembre de 2020

Cómo construir una novela

 


Cómo construir una novela

Idea germinal

La novela que desarrollaré a partir del curso se llamará Ciudad desolada. Esta novela se aleja de las anteriores que he escrito a la manera clásica cuyos elementos he modificado. Está ambientada en medio de la pandemia, con un personaje que vive de la edición de manera deshonesta. Un día es el tiempo objetivo de la historia, mientras los recuerdos y propósitos lo llevan desde un pasado glorioso a la imposibilidad de un futuro. Esta novela es narrada por diferentes interlocutores, el personaje, narradores testigos, críticos y un narrador equisciente. Entre todos van desmenuzando los sucesos, al personaje y los tiempos intercalados en el discurso. Los personajes secundarios son: la novia de su juventud como estudiante universitario, la propia ciudad y algunos narradores testigos que aparecen subrepticiamente; hay participantes que se mezclan entre narradores secundarios y narradores extradiegéticos como el autor, el editor y el propio lector y son parte fundamental de la historia y su final. Es un texto experimental con tintes de novela posmoderna.

 

Trama

La trama   se enfoca en el día después de la destrucción de la humanidad por la pandemia, el protagonista, el Sr Hill sobrevive por su adicción a las drogas experimentales, las cuales le crean inmunidad al virus. Después de un noche de alucinaciones en donde no le queda claro si ha soñado o fue  producto  de su estado psicótico los “sucesos” relatados, transcurre la mañana y se prepara para  salir, intenta un recorrido por las calles, los lugares de lectura y exposiciones, una visita médica por una ciudad de fantasmas donde no logra realizar sus actividades. Entre recuerdos y propósitos se va forjando una historia irreal, ilógica y llena de vericuetos, desesperanza que son agravados por un terrible síndrome de abstinencia que lo orilla a la locura. Mientras viaja hace una reflexión de su vida decadente y enferma, recuerda sus momentos de gloria literaria, su amor perdido y no olvidado, a quien le piensa sus mejores poemas. ¿Encontrará redención? ¿El mundo se recuperará? ¿O será el último ser humano que muere lentamente hasta darle punto final a la humanidad? La respuesta la encuentra en la lectura del poemario Soledario… el cual cita constantemente.

 

Estructura

Se compone de capítulos enumerados pero impresos en desorden. Tiene un propósito, que el lector elija leerla como se publica con la distribución arbitraria o construir una historia diferente según el orden deseado de lectura. Alternadamente cuenta con acotaciones, comentarios de lectores, y otros actores que ordinariamente participan fuera de la historia como prologuistas, editores, críticos, capturistas y tipógrafos. La subdivisión de capítulos con numerales jurídicos,  bis, ter, quáter…, preliminares, diálogos entre críticos sobre la novela, pie de páginas, citas, textos al margen y didascalos. Se pueden omitir y contar una historia completa; o tomar la lectura en el orden impreso, también se pueden considerar como liminares, análisis, prólogos y epílogos. El personaje interactúa con ellos pues se siente aludido o afectado y los comenta o los ignora según su conveniencia.

 

Enfoque

Razones para decidir el narrador o narradores de la novela

El personaje es descrito desde distintas perspectivas y narradores, acude el autor a puntos de vista limitados, difusos; participan narradores testigos, observadores y objetos con su propia narrativa, el mismo personaje en sus alucinaciones y conjeturas, todos ellos para darle la idea de confusión e incoherencia como el momento álgido de la pandemia en que toda la sociedad se ve afectada. Son importantes los lectores, incluso el editor y el impresor quienes participan subrepticiamente como comentaristas o narradores extradiegéticos.

Se enfoca en las pasiones de los protagonistas, los sucesos ante la pandemia, la lucha por sobrevivir. El amor a la escritura y su filosofía de sobrevivencia y rescate de valores esenciales del ser humano, la poesía como asidero en la desesperanza y fuerza para seguir adelante.


En qué tiempo y razones para decidirlos

Uso el tiempo histórico para describir los sucesos durante un día inacabado. El tiempo en retrospectiva en los recuerdos del personaje y alusiones de los narradores testigos. El tiempo futuro como una distopía en los propósitos del personaje que no pasan de propuestas no cumplidas conforme transcurre el día. La historia es narrada desde diversas perspectivas del tiempo. En ciertos fragmentos  no determinados participan el editor, el impresor y lector de la novela en el desarrollo de la historia, la cual queda abierta por terminarse en diversos niveles de tiempo. Los narradores relatan en tiempos distintos como en una sociedad en el éxtasis de su extinción donde se diluye el pasado, el presente y el futuro; vociferan, reflexionan, repiten desde distintas perspectivas, tiempos y modos verbales las situaciones y estados de ánimo.   

 

Uso de la primera, segunda y tercera personas

El personaje se dirige al lector en primera persona, la segunda persona se desdobla entre el autor y su conciencia y el narrador que propone situaciones y la complejidad del personaje. Hay varias participaciones en tercera persona: narradores testigos, un narrador incidental, que complementan la trama;  el lector omnisciente, el editor, el impresor y el publicista, cada uno con sus argumentos basados en la novela tradicional para modificar el estilo y transformar al personaje principal.

 

Mi elección

Elegí armar este relato que le da vida a Ciudad desolada al estilo de la novela posmoderna ya que para mí las formas y elementos que componen las novelas contemporáneas con su estructura monótona para estos nuevos tiempos de la literatura las considero obsoletas y sin novedad; como la he modificado me permite experimentar la sensación de fragmentación, de discontinuidad, y crear un mundo de posibilidades como a los que nos enfrentamos día con día, quedando resumidas en una sola, la que nos decidimos a enfrentar y concretar. La historia narra un día después de la destrucción del género humano por la pandemia. El personaje, dado su estado deplorable físico y mental no se da cuenta de los sucesos de ese día y trata de sobrellevar su vida y vicios de la misma manera de cómo lo ha hecho. La irracionalidad a que lo ha sumido sus adicciones no le permite darse cuenta de la realidad. La participación de narradores testigos, incidentales, secundarios que van desarrollando la trama son importantes para estructurar el drama de la historia y la manera tradicional de narrar no me daría  la libertad de recrear lo que quiero en mi novela.

 

Objetivo del personaje principal

El objetivo del personaje es tratar de sobrevivir en un mundo devastado por la inequidad,  no se da cuenta de la situación real y confundido por las alucinaciones de drogas experimentales, la necesidad de dinero, su trabajo de editor a sueldo, el alejamiento de su propia obra, la cual había sido extraordinaria, se va perdiendo por las adicciones por lo que se debate en una lucha ética, física y de salud; intenta regresar a sus tiempos gloriosos de reconocimiento literario; a   su primer amor que no puede olvidar y  es lo único que le motiva a vivir, su poesía no escrita sino imaginaria sigue siendo extraordinaria, pero no se cree merecedor de publicarla. Su lucha moral lo lleva a convertirse en un buen editor, consejero y promotor, despertando un gran entusiasmo entre los escritores que lo recomiendan y crean una aureola muy distinta a lo que verdaderamente es y, que ansía recuperar. La novela le ofrece muchas posibilidades a las que deberá decidirse. Pero la pandemia lo obliga a enfrentar a las grandes dificultades que sufre el género humano y convertirse en la última esperanza. El reto es construir la caracterización plena del personaje en fragmentos donde participan todos los actores en la construcción de la historia.

 

Mi objetivo al escribir esta obra

Más allá del personaje, el objetivo de la novela es proponer que el ser humano aún hundido en la ignominia siempre tendrá la oportunidad de sobrevivir y reconsiderar sus acciones y, que a pesar de las circunstancias en las que puede envolverse una persona habrá la posibilidad de regeneración, de regresar a sus instintos primarios de sobrevivencia, de renacer, reconstruirse y crear una nueva sociedad. Los diversos factores y vericuetos que propongo son los retos y posibilidades a las que unidos todos podemos sobreponernos y superar, es la propuesta de un texto en la que todos somos los autores, personajes y actores, en tiempos y situaciones posibles. Recurro a colaboradores y críticos literarios para las acotaciones extradiegéticas. Particularmente mi agradecimiento a Diana Minerva Ríos Ramírez, (Diana Ríos Poema); Silvia González Tejeda, (Chivi Asinomas) y, José Agustín Pérez, (Guillén Pablo), quienes respondieron a mi invitación con breves, concisos y extraordinarios textos.

 

Explica el tiempo en que se hará la narración

La narración usa los tres tiempos del modo indicativo; el presente al inicio del día del personaje, el pasado en sus recuerdos y el futuro al formular el itinerario del día;  usa los  tiempos del modo subjuntivos como posibilidades; es decir, acciones imaginadas o reales que sólo el lector avieso podrá desentrañar. Todos los tiempos se debaten ante su imposibilidad según el final elegido por los personajes, el lector y la pandemia.

 

Comienzo por trazar al personaje principal

La descripción del personaje se da por diversos narradores y en varios apartados. El personaje habla por sí mismo: “…entonces, llegó la pandemia y los hombres se transformaron, la ciudad quedó desolada y yo, aquel personaje diestro en las bellas  artes me dediqué a las otras, las negras, había qué sobrevivir aunque ahora fuese como un hombre siniestro…”. (Beltrán, p. 5).  “En el capítulo 3, escribo:  “…es un tipo desolado, taciturno, arrastrando consigo miserias, desencanto. Nunca evitó ocultarlo en sus facciones, sus ojos de buitre como si acechase la próxima víctima sin esperar su muerte y podredumbre. Su propósito siempre ha sido, por medio del maltrato psicológico, la desvaloración de la persona sea en cualquiera de sus oficios, aunque a él lo que más le reditúa es hacerles creer, primero, grandes posibilidades de mejorar su obra, para que, poco a poco, desilusionarles y crearle la imperiosa necesidad de su asesoría y eso, por supuesto, le genera grandes ganancias”.(Beltrán, p. 45).  Por su parte un lector incidental que lee el capítulo completo y que conoce al personaje lo describe de esta manera: Cap. 3 ter. “Veo la proyección del ego, del yo interno, preso por el inmenso universo focalizado en la ciudad de entes murientes parecidos al narrador de una historia paralela o varias paralelas…; …los tiempos del despertar temprano, de otear donde el binomio pueda liarse en fingida lucha de lamentos…, …de la clara conciencia expansiva del niño-hombre conquistador de emociones y quebrantos del dúo vital…”(Beltrán, p. 51).    Un narrador testigo lo describe: “Son las 03:17 de la madrugada, mi amigo íntimo se revuelve entre las sábanas sin poder conciliar el sueño, le pesan los párpados pero no logra cerrarlos”…, …De repente se pone de pie, enciende la lámpara que emite un a luz tenue, camina hacia una vieja mesa de madera sin pintar, que se encuentra recargada en una de las paredes...,  sus dedos se crispan como si quisiera incrustarlos en su cráneo. Emite una especie de sollozo y queda en absoluto silencio…”. “Poco a poco aparece entre los escombros y asoma su cabeza negra y sus ojos se abren como luces en la oscuridad”. (Beltrán, p. 80).  También se describe al personaje como didascalia (dramatis personae): “Es oscura su alma, el personaje de la mano tenebrosa, el teatro prevalece en su cabeza, su cabello era poco el que aún tiene y  trata de aumentar su volumen con gel para verse interesante. Luce  burdo, su puerta que no tiene perilla ya no cierra y siempre está abierta,  se queda sin cerradura”. (Beltrán, p. 10).  Incluso el editor entra en un diálogo con el escritor sobre el personaje: “—Ésta, por ser una novela negra, no debe salirse del género crítico y despiadado de exponer al personaje. Es más, ni al lector y mucho menos al autor. Vaya! Ni los didascalos, ni  acotadores, mucho menos los transcriptores. ¡Que nadie se salve de la guillotina!” (Beltrán, p. 13). “El personaje aquel, confuso, medroso, Pero que cuando sentía tener el poder se mostraba implacable contra quienes ya no le servían o no le generaban ganancias.  (Beltrán, p. 87).

 

Perfil de un personaje secundario

El personaje secundario es una joven alegre, poeta, liberal, extrovertida, noviera, buena escritora en varios géneros. Delgada, grácil, casual en su vestimenta, amante de la música experimental, de los grupos emergentes de barrio, editora de fanzines, estudiante locuaz y con buena retórica argumentativa que le facilitaba respuestas en los exámenes orales y el sobrellevar una carrera de medianía apreciación y crítica informal. Esa personalidad le atrajo al personaje principal y se convirtió en su primer amor; para ella, pasajero, para él, inolvidable. Se va construyendo poco a poco en la raquítica descripción del narrador, pero de una gran fuerza en el personaje principal, en sus recuerdos,  pensamientos, en sus adicciones y  en su actitud perfeccionista como editor; en sus propósitos y posibilidades, en sus sueños íntimos, en sus aberraciones y encuentros casuales que lo vuelven a su realidad decrépita y se aleja de la mirada presencial de la escritora. Pervive en la poesía que subyace en la imaginación y que el protagonista no se atreve a escribir ni publicar.

 

Personajes incidentales

Existen varios personajes que se transforman en narradores, quienes en parte describen al personaje principal, y/o al personaje secundario, así como las relaciones que tuvieron con él o como testigos en algunos momentos de sus vidas. Hay casos en que ellos se describen, en otros, el protagonista los recuerda, o son actores en diversos ambientes.

 

Idea final

La estructura ofrece varios finales distribuidos en la novela, depende del lector de cómo decida leerla; el orden y el párrafo final, sea un apartado, una sección, un capítulo o una reflexión.

 La propuesta es que la vida de cada uno se estructura y vive conforme se va planeando, avanzando y decidiendo cada paso hasta llegar al objetivo deseado. ¿Un final utópico o distópico?

 

Referencias

Editores. (2019). Literatura posmoderna. 12 de noviembre de 2020, de Wikipedia Sitio web: https://es.wikipedia.org/wiki/Literatura_posmoderna

Beltrán Villanueva, Guillermo. (2020). Ciudad desolada. Editorial Sin Límites. Tijuana. B. C. México. (En edición a partir de este curso).

Ignacio García-Valiño. (2015). Así se escribe una novela. 13 de noviembre de 2020, de Escuela de escritura creativa Sitio web: https://www.escueladeescrituracreativa.com/teoria-literaria/escribe-una-novela/

Central de escritura. (2017). Tipos de narradores y sus características. Recuperado

de https://centraldeescritura.com/blog/tipos-de-narradores/

Pimentel, L. A. El relato en perspectiva. Recuperado de https://books.google.com.mx/

books?id=dTKpy3LRJVQC&printsec=frontcover#v=onepage&q&f=false

Salinger, J. D. (2014). The Catcher in the Rye. USA: Little, Brown and Company.

Francis Scott Fitzgerald. (1934-1951). Suave es la noche. Nueva York: Charles Scribner's Sons.

Conan Doyle, A. (1991). Las aventuras de Sherlock Holmes. España: Ediciones Gaviota.

José Agustín . (1964). La tumba. México: Grijalvo.

Guillermo Beltrán Villanueva. (2020). Soledario. Tijuana. Sin Límites.

 

 

miércoles, 11 de noviembre de 2020

Desde mi soledario

Trozos de mi libro Soledario

 

Tal vez la pluma cansada

de tatuar el alma

refleje al fin

una especie rara del lenguaje;

busque el sonido

 y no la sombra,

 para emular entonces,

la terrible soledad de mi silencio.

Introito

(“—Acerqué la mirada a las imágenes traslucidas por el agua y el cristal que narraban nuevas historias del trajinar del mundo, para que yo las tradujera, con letras duras, tristes, desde mi soledario…”).

 

A dos casas

El viento trasiega lamentos por las aceras desoladas.

El anciano padre no encuentra sosiego.

La realidad se oculta en lo irracional de la mente.

Los nietos plañen.

La madre-abuela incierta al devenir.

Sólo una bolsa roja.

Sin esquela.

…Adiós.

Tu rostro
disfrazado de versos impensados

luce como lunas desgajadas

la sombra niega la distancia
 como égloga cautiva

         del antiguo verso.

 

Proscenio

Es casi la hora…

Si ésta es dos horas antes de la hora anunciada.

Se asoma hacia el vestíbulo y ve con desesperación un par de moscas rondado un caramelo a mitad de salón.

Se ríe.

Carraspea su garganta para humedecerla, pero sólo logra mojar su tristeza.

 

Acto 1

 

En la ignota distancia,

del espacio

 y no tiempo

el reloj desglosa las horas.

 

¿Cuál será el verso instante?,

¿la lejana simetría

que encadena al pasado?

I

El tiempo deconstruye al hombre

mientras el reloj camina

en esta tierra

Sus manecillas asidas

al no tiempo lo desgarran.

 

Manerales horolagios

ante un planeta que fenece;

falsa carátula que desfasa

cada huella incinerante

del verdugo;

Flora y fauna

sustituida por desiertos

que el sátrapa desnatura

en su avaricia.

 

Acto 2

 

Niebla la luna

y el sendero difumina

niega exhumar

el halo triste y la inocencia.

El humor vítreo

del reloj ya no refleja

la oculta ansia

que extravía la indulgencia.

 

 

III

Cuando al recuerdo
lo abrumen los olvidos
y el dolor de no recordar
los recuerdos se disipen.
la nada implacable
desviará la medida
de la línea diversa 
del pasado en el presente.

Cuántas caricias
traerá al ahora la distancia
de aquel diverso

avatar que ya no existe
y dará ambiguo
nombre a la fragancia
que disipe inexorable
el no tiempo.

Tal vez si insiste
la palabra en el ocaso
y exhuma la vieja huella
entre las nubes
para darle forma a la armonía 
y al viejo canto
de la ignota rima
que el tiempo desvanece
y dejar presente 
la voz de mi poesía...

 

Acto 3

La vieja Luna

suspira su impaciencia

en la ignota historia

que precede

el final de su existencia.

 

 

La silueta

La mirada imperdible desde la azotea.

 (Camina).

Las huellas del cansancio de acorazar pandemias.

 El techo se desgaja. Cruje. Se filtra la lluvia impertinente. Baldes, botes, ollas.

(Adelgaza su silueta).

 La cubeta se disfraza y me hiere las costillas. Pujo. El último esfuerzo logra la cornisa. La deslizo. La empujo por el techo desvencijado. Un dolor contumaz tremolina mis piernas y me acuchilla.

(Detiene el paso).

¡Ah, la navaja para abrir!  No sé.

Mis dedos como garras intentan lo imposible.

Dos de ellos terminan tumefactos.

(Voltea hacia mí).

Miasmas de aves en caída libre. Seca. Polvo disperso.

Deslizo la escobilla. Impermeabilizo.

Interminable espacio para mis dolencias. Engaño a cada brazo, espalda, dorso.

Apuro la tarea.

(Sonríe).

Prorrogo las goteras de la viniente lluvia.

(Se va).

 

Acto 4

 

Amarillas las corolas

se asoman solidarias,

entre pino y muro

que abrevan su fragancia.

 

Heliotropismo fugaz

que desgaja primaveras

como nunca más

en su particular endemia.

 

 

Sombras

El cristal de la puerta dibuja las imágenes, Las personas se miran. Se rechazan. Un halo de tristeza finge los adioses.

Las sombras y rostros figuran las angustias de un día por venir: intentos por entrar, ellos por escapar, todos se escabullen entre sí.

Las luces de emergencia distorsionan las imágenes y los llantos se fugan por doquier.

Un hombre ve cogitabundo a todos lados a través de la puerta sin atreverse a salir.

Otro se acerca para entrar.

Observo a ambos. Rara coincidencia, pienso. Visten igual. Sus rostros, igual…

 

Acto 5

Las imágenes van y vienen

en fantasmales ecos

profundos recovecos

horadan el alma.

 

Intranquila

la palabra desalma

y deja en seco

la solemne tarde

de pandemia.

 

La umbría imaginaria

Y la muerte aún sin permiso ronronea los espacios.

El viento confunde lamentos y el fagot de la umbría imaginaria distrae las nubes, ulula los adioses.

Hace apenas dos lunas, las risadas de la calle,

el bullicio, dispersaron alhelíes y fragancias.

Hoy, vacíos en las almas y en el pecho.

Hoy, un mundo incierto.

Promesas incumplidas del antaño.

Sin mañana.

Sin ayer.

Hoy.

 

Las aristas dispersas por el aire
disertan airosas melodías
triza el fuego que acorta la distancia;
como suave maremágnum, 
                                 la calle se disfraza.

 

Acto 6

 

Los silencios se ven unos a otros

—se evaden—

Sonidos sin sombra

Canciones sin huella

en el ignoto misterio de levante

de no saber si el hoy ciclará 24 horas

 o si acaso apenas un suspiro.

 

Sensación extraña

Un halo evanescente y el vapor a ras de suelo aplastado por el clima, da la sensación de relatar un minigestuoso momento desapercibido para los demás.

Se encoge de hombros, limpia los espejuelos y busca en los alrededores por dónde escapar de sus fantasmas.

El viaje se acortaba en el tiempo, apenas iniciaba la primavera del 2020. Fría como nunca. Triste.

En el mundo las alarmas crecían y la indiferencia y el desgano las diluían.

 

VI

Los cielos sin luz se acercan.

Las aves sin vuelo abundan en el sueño.

La hormiga trepadora horada el suelo

—hace la tarea—

que el dios Cronos manda.

 

Aunque en el mar el murmullo yazga

imaginando el final del arcoíris

la nube que llora gota a gota

—desahucia esperanzas—

en el venero que el sol agota.

 

El silencio vaga

Aun cuando el susurro oprobia

—aterido cuerpo—

que la tierra agobia

en la inmensidad de la nada.

 

La mañana sin destello

el ojo mira al interior del viaje

El no saber si ayer…

fue la última alborada.

 


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